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– Para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión. 

Paul Auster (1947-?) Novelista y poeta estadounidense.

 

– La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes. 
Charles Bukowski (1920-1994) Escritor estadounidense.
 
– La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos. 

Enrique Múgica Herzog (1932-?) Político español.

 
 

Muy sencillo de responder: Cuando no haya desinterés de la sociedad mexicana por el rumbo que va tomando su país día a día al mando del autoritarismo político.

 

 

 

 

Los políticos son siempre lo mismo. Prometen construir un puente aunque no haya río. 

Nikita Jruschov (1894-1971) Político ruso.

 
 

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Nuestro mural

Quino, el caricaturista argentino autor de Mafalda, desilusionado con el rumbo que toma el mundo en cuanto a valores y educación, expresa su ironía al respecto…

 

 

 

 

 

Luego del fraude electoral de 2006, Calderón tomó posesión de la Presidencia con ayuda del Ejército, de jerarcas católicos, empresarios, grupos conservadores, y de una jauría mediática que desde entonces se ha dedicado a alabarlo sin medida.

Ha gobernado mediante el Ejército, ensangrentando al país con el pretexto de una “guerra contra el narco”. En el plano económico, también su tónica ha sido la agresión sistemática contra el pueblo: desde el aumento de precios de productos básicos, de servicios y de impuestos, hasta el ataque contra los derechos de los trabajadores.

A lo largo de este sexenio, con un gobierno federal de origen ilegítimo y raíces católicas conservadoras, ha prevalecido el ataque sistemático contra el Estado laico, con la subordinación de las dependencias del gobierno federal a proyectos clericales, la impunidad de los jerarcas católicos que delinquen, y el encarcelamiento de las mujeres que abortan, propiciado no sólo por los panistas, sino por políticos oportunistas del Partido Revolucionario Institucional y de otros partidos.

El nuevo movimiento

Recientemente, ha surgido un movimiento encabezado por el escritor católico Javier Sicilia, colaborador de la revista Proceso, y de quien se recuerda que a fines de 1995 publicó en la revista Ixtus la famosa entrevista con el entonces abad de la Basílica, Guillermo Schulemburg, cuyas declaraciones “antiaparicionistas” motivaron la feroz reacción de Norberto Rivera y la caída de Schulemburg.

Sicilia es autor de una biografía de Concepción Cabrera de Armida, que desarrolló su militancia católica a mediados del siglo pasado y a quien la iglesia quiere llevar a los altares (el libro Concepción Cabrera de Armida, la amante de Cristo fue publicado en 2001 por el Fondo de Cultura Económica).

Ostensiblemente, el movimiento fue motivado por el dolor de la gente que se ha visto afectada por la llamada “guerra contra el narco”, como el propio Sicilia, quien en ella ha perdido a uno de sus hijos.

En la medida en que expresa una inconformidad popular contra el sangriento y rapaz gobierno derechista, el movimiento encabezado por Sicilia es un esfuerzo notable, que tiene causas legítimas, pero que exhibe también aspectos bastante discutibles.

Dudas y demandas

Uno de ellos es el apoyo que ha recibido el movimiento por parte no sólo de sectores y periodistas críticos, sino de medios y grupos oficialistas, como nunca ha ocurrido con un movimiento que verdaderamente exprese las necesidades del pueblo, como fue en 2006 el de López Obrador.

Resulta que estaciones de radio, espacios de televisión, primeras planas de periódicos oficialistas e incluso voces del arzobispado estuvieron apoyando las marchas organizadas por Sicilia, que también han contado con el aval del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Si cadenas de radio estuvieron difundiendo favorablemente la información sobre la marcha del domingo 8 de mayo y si en la misa dominical de la Catedral fue elogiada, ésas son señales para desconfiar de ella.

En el caso del EZLN, llama la atención el contraste entre la férrea oposición que hace cinco años manifestó contra Andrés Manuel López Obrador y el apoyo absoluto que ahora brinda a Sicilia, quien a su vez, en muchos de sus discursos y proclamas, manifiesta un respeto demasiado grande hacia el gobierno ilegítimo de Calderón.

Luego de la marcha del 8 de mayo, algunos medios retomaron como principal propuesta de Sicilia la renuncia de Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública, cuando lo natural era que en ese acto se hubiera exigido, más bien, la renuncia de Calderón, gobernante ilegítimo y principal responsable de lo que ha ocurrido a lo largo de este sexenio. ¿Qué tan confiable es un movimiento que apela al usurpador Calderón para resolver los problemas que él mismo ha creado? ¿Qué le puede interesar al pueblo que sea una persona en lugar de otra quien a la cabeza de una determinada secretaría funja como testaferro de Calderón?

Sin embargo, el movimiento tiene otras seis demandas que, a mi entender, tampoco son ni las más importantes para el país en el momento en que vivimos ni las más básicas ni las más convincentes, pues en general no niegan las premisas en las que descansa la supuesta “guerra de Fecal” contra el narco, sino que se resumen sólo en un cambio en algunas de sus facetas.

Concretamente, esas demandas son: 1) Esclarecer asesinatos y desapariciones y nombrar a las víctimas; 2) Poner fin a la estrategia de guerra y asumir un “enfoque de seguridad ciudadana”; 3) Combatir la corrupción y la impunidad; 4) “Combatir la raíz económica y las ganancias del crimen” (lo cual, ya en su aplicación, puede ser simplemente una vía para que el gobierno espurio encuentre nuevas formas de saqueo y de corrupción). “Exigimos la atención de emergencia a la juventud y acciones efectivas de recuperación del tejido social: la seguridad ciudadana no se resolverá con armas y violencia”; 5) “Una política económica y social que genere oportunidades reales de educación, salud, cultura y empleo para jóvenes…”; 6) Democracia participativa.

Los primeros cuatro son sólo propuestas para llevar a cabo, de otra manera, los objetivos del gobierno derechista, de la “guerra contra el narco”, cuando en realidad el problema del narco surge de la penalización del consumo de drogas, medida abusiva y contraria a las libertades personales que motiva el clandestinaje, la violencia y la corrupción.

El punto cinco aborda un verdadero problema social, más allá de la sangrienta secuela creada por Calderón: el de la atención a los jóvenes, en aspectos como salud, educación, etcétera, es una necesaria reivindicación, pero igualmente necesaria es la atención a los adultos mayores, que fue una de las premisas de las movilizaciones de 2006.

Hay problemas más importantes y más básicos que todo lo relacionado con la “delincuencia organizada”, como la falta de recursos de gran parte de la población, sea por el desempleo entre los jóvenes o por la prolongación de la esperanza de vida bajo condiciones muy desfavorables, en lo referente a muchos ancianos.

Obviamente, quien carece de lo más necesario no tiene como principal preocupación ser víctima de un secuestro por parte de alguna poderosa banda del “crimen organizado”; su temor, más bien, es que los precios de alimentos y de servicios, así como los impuestos, puedan elevarse cada día más al grado de ser incosteables. Ésa es su verdadera “inseguridad”.

Con toda probabilidad, el temor de los trabajadores despedidos del Sindicato Mexicano de Electricistas o de Mexicana no es que los narcos vayan a enviar “sicarios” a despojarlos de inexistentes fortunas, sino cómo poder subsistir ellos y sus familias ante la pérdida de su fuente de ingresos.

Lo anterior parece obvio; sin embargo, la derecha y la derechizada política nacional con su poderoso aparato mediático han logrado hacer creer a mucha gente, que hasta tiene que empeñar sus bienes para pagar sus deudas o para sobrevivir, amenazados por “la delincuencia organizada”.

Para las mujeres que están en prisión por haber recurrido al aborto, su prioridad es lograr su libertad, anulada por fuerzas que intentan obliterar el carácter laico del Estado, es decir imponer a toda la sociedad normas religiosas.

Y, así, con muchos otros problemas que en este sexenio se han creado o agudizado.

Más que una simple rectificación de la “estrategia” de “guerra contra el narco”, serían deseables demandas como éstas: 1) Que renuncie Calderón a la Presidencia que asumió en forma ilegítima; 2) Que el Ejército vuelva a los cuarteles; 3) Despenalización de las drogas; 4) Respeto al Estado laico; 5) Inmediata liberación de las mujeres que en diferentes entidades están presas por haber abortado; 6) Legalización del matrimonio homosexual en todo el país; 7) Defensa de la educación pública; 8) Defensa del bienestar y de los derechos de los trabajadores y de sus estructuras sindicales; 9) Eliminación de cargas impositivas, como el Impuesto Empresarial a Tasa Única y el impuesto a los depósitos en efectivo; 10) Limitación de los privilegios de los bancos, del duopolio televisivo y de otros sectores empresariales; 11) Ampliación del bono alimentario y otros beneficios a los ancianos, desde los 60 años de edad; 12) Juzgar a Fox y a Calderón por sus abusos y crímenes.

Autor: Edgar González Ruiz *
*Maestro en filosofía; especialista en estudios acerca de la derecha política en México

Estados Unidos, Israel y Europa sofocan revoluciones en Oriente Medio. Las revueltas libertarias que sacudieron la región en los últimos meses parecen esfumarse ante la acción de Estados Unidos y Europa, que se montan sobre los movimientos sociales y les imponen dirección y objetivos. Un clan de Arabia Saudita, los Sudairi, es el eje de la ola contrarrevolucionaria.

En unos meses, tres gobiernos pro occidentales han sido derrocados en el mundo árabe: en Líbano, el parlamento expulsó del poder al gobierno de Saad Hariri y los movimientos populares derrocaron a Zine el Abbidine Ben Ali en Túnez y, en Egipto, a Hosni Mubarak, posteriormente arrestado.

Estos cambios de régimen se acompañan de manifestaciones contra la dominación estadunidense y el sionismo. Favorecen, políticamente, al eje de la resistencia conformado, en el plano estatal, por Irán y Siria, y en el plano infraestatal, por los movimientos Hezbolá y Hamas.

Para imponer la contrarrevolución en la región, Washington y Tel Aviv han recurrido a su mejor apoyo: el clan de los Sudairi, que representa mejor que cualquier otra fuerza el despotismo al servicio del imperialismo.

Los Sudairi

Aunque es posible que el lector nunca haya oído hablar de ellos, los Sudairi son desde hace varias décadas la organización política más rica del mundo. Los Sudairi son siete de los 53 hijos del rey Ibn Saud –el fundador de Arabia Saudita–. Son específicamente los siete hijos de la princesa Sudairi. Su cabecilla fue el conocido rey Fahd, cuyo reinado se extendió de 1982 a 2005. Desde la muerte de Fahd, sólo quedan seis Sudairi.

El mayor es el príncipe Sultan, ministro de Defensa desde 1962, de 85 años. El más joven, con 71 años, es el príncipe Ahmed, ministro adjunto del Interior desde 1975. Desde la década de 1960, es el clan de los Sudairi el que ha venido organizando, estructurando, financiando los regímenes títeres pro occidentales del “Oriente Medio ampliado”.

Arabia Saudita es una entidad jurídica que los británicos crearon para debilitar el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. A pesar haber sido el inventor del concepto de “nación árabe”, Lawrence de Arabia nunca logró convertir el nuevo país en una nación, y menos aún, en un Estado. Arabia Saudita era, y sigue siendo, una propiedad privada de la familia Saud. Como se demostró a través de la investigación judicial británica que tuvo lugar durante el escándalo del acuerdo Al Yamamah en pleno siglo XX, no existen hoy en día cuentas bancarias ni presupuesto del reino. Son las cuentas de la familia real las que se utilizan para administrar lo que sigue siendo la posesión privada de los Saud.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, el Reino Unido ya no contaba con los medios necesarios para mantener su imperialismo, así que el territorio de Arabia Saudita pasó a depender de Estados Unidos. El presidente Franklin D Roosevelt concluyó entonces un acuerdo con el rey Ibn Saud: la familia Saud se comprometía a garantizar el aprovisionamiento de petróleo a Estados Unidos a cambio de la ayuda militar necesaria para que los Saud pudieran mantenerse en el poder. Esa alianza se conoce comol Acuerdo del Quincy por haberse firmado a bordo del navío del mismo nombre. Se trata de un acuerdo, no de un tratado, porque no fue firmado entre dos Estados, sino entre un Estado y una familia.

El rey fundador, Ibn Saud, tuvo 32 esposas y 53 hijos, lo cual rápidamente dio lugar a graves rivalidades entre los potenciales candidatos a la sucesión. Ya tardíamente se decidió, por lo tanto, que la corona no pasara de padre a hijo, sino de medio hermano a medio hermano.

Cinco hijos de Ibn Saud han ocupado el trono hasta el momento. El actual rey, Abdalá I, de 87 años, es un hombre más bien de mente abierta, aunque totalmente desconectado de las realidades contemporáneas. Consciente de que el actual sistema dinástico conduce a la catástrofe, el rey Abdalá quiere reformar las reglas de sucesión. El soberano sería designado entonces por el Consejo del Reino, es decir por una serie de representantes de las diversas ramas de la familia real, lo cual pudiera poner el poder en manos de una generación más joven.

Pero a los Sudairi no les conviene esta sabia iniciativa. Como resultado de varias renuncias al trono, ya sea por razones de salud de los renunciantes o por sibaritismo, los tres próximos aspirantes son miembros de ese clan: el ya mencionado príncipe Sultan, de 85 años; el príncipe Nayef, de 78 años; y el príncipe Salman, gobernador de Riad, de 75 años. Si llegara a aplicarse, la nueva regla dinástica perjudicaría a estos personajes.

Lo anterior explica por qué los Sudairi, que nunca han sentido demasiado cariño por su medio hermano, el rey Abdalá, actualmente lo odian. También explica por qué han decidido utilizar todas sus fuerzas en la actual batalla.

El regreso de Bandar Bush

A fines de la década de 1970, el futuro rey Fadh dirigía el clan de los Sudairi. Y se fijó en las raras cualidades de uno de los hijos de su hermano Sultan: el príncipe Bandar. Lo envió a negociar contratos de armamento en Washington y le gustó la manera como Bandar logró comprar el consentimiento del entonces presidente James Carter.

Al llegar al trono, en 1982, el rey Fadh convirtió al príncipe Bandar en su hombre de confianza. Lo nombró agregado militar y, posteriormente, embajador en Washington, puesto que Bandar ocupó hasta el fin del reinado de Fahd y el momento en que se produjo su brutal expulsión por parte del rey Abdalá, en 2005.

Hijo del príncipe Sultan y de una esclava libia, el príncipe Bandar es una personalidad brillante y carente de escrúpulos que ha sabido imponerse en el seno de la familia real, a pesar del “deshonor” del origen de su madre. Bandar es actualmente el brazo ejecutor de los gerontócratas del clan Sudairi. Durante su larga estancia en Washington, el príncipe Bandar se hizo amigo de la familia Bush, en particular de George Bush padre, a tal punto que ambos llegaron a ser inseparables. George Bush padre llegó incluso a presentar al príncipe Bandar como el hijo que le hubiese gustado tener. En Washington, llegaron a llamarlo señor Bandar Bush. Lo que despierta el agrado de George Bush padre –exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y, posteriormente, presidente de Estados Unidos– es la inclinación del príncipe Bandar por la acción clandestina.

El señor Bandar Bush se integró a la alta sociedad estadunidense. Es al mismo tiempo administrador vitalicio del Aspen Institute y miembro del Bohemian Grove. El público británico descubrió su existencia a través del escándalo Al Yamamah: el contrato armamentista más grande de la historia, y también el mayor caso de corrupción.

Durante unos 20 años (desde 1985 hasta 2006), British Aerospace, rápidamente rebautizada como BAE Systems, vendió armamento por 80 mil millones de dólares a Arabia Saudita mientras que depositaba discretamente parte de esa fortuna en las cuentas bancarias de políticos sauditas y, probablemente, de políticos británicos. Dos mil millones de dólares engrosaron así la fortuna del príncipe Bandar.

El asunto es que su alteza tiene muchos gastos. El príncipe Bandar dio empleo a muchos de los combatientes árabes reclutados en la época de la Guerra Fría por los servicios secretos de Arabia Saudita y Pakistán para luchar contra el Ejército Rojo en Afganistán, a pedido de la CIA y del MI6. Por supuesto, la figura más conocida en ese medio no era otro que el millonario anticomunista convertido en gurú yihadista: Osama bin Laden.

Es imposible decir con exactitud de cuántos hombres dispone el príncipe Bandar. A lo largo de los años, su mano se perfila en numerosos conflictos y actos de terrorismo a través de todo el mundo musulmán, desde Marruecos hasta el Xinkiang chino. A modo de ejemplo, basta con citar el pequeño ejército que había implantado en un campamento de refugiados palestinos en el Líbano, en Nahr el Bared, bajo el nombre de Fatah al Islam.

La misión de aquellos hombres consistía en sublevar a los refugiados palestinos, mayoritariamente sunnitas, proclamar un emirato independiente y combatir al Hezbolá chiíta. Pero aquello salió mal porque los salarios de los mercenarios no se pagaron a tiempo. Así que, en 2007, los hombres del príncipe Bandar se atrincheraron en el campamento palestino; 30 mil refugiados tuvieron que huir de allí y el ejército libanés tuvo que librar una batalla durante dos meses para retomar el campamento. Aquella operación costó la vida a 50 mercenarios, de 32 civiles palestinos y 68 soldados libaneses.

A principios de 2010, el príncipe Bandar fomentó un golpe de Estado para derrocar al rey Abdalá y poner en el trono a su propio padre, el príncipe Sultan. El complot se descubrió y Bandar cayó en desgracia, aunque sin perder por ello sus títulos oficiales. Pero a fines de 2010, los problemas de salud del rey y las operaciones quirúrgicas a las que tuvo que someterse permitieron a los Sudairi recuperar su influencia e imponer el regreso de Bandar con el respaldo de la administración de Obama.

Fue después de una visita al rey, cuando éste se encontraba hospitalizado en Washington, y habiendo llegado erróneamente a la conclusión de que el monarca estaba agonizando, que el primer ministro libanés Saad Hariri se alió a los Sudairi. Nacido en Riad, Saad Hariri es saudita pero tiene también la ciudadanía libanesa. Heredó la fortuna de su padre, que se había enriquecido gracias a los Saud. Tiene, por lo tanto, una deuda con el rey Abdalá y se convirtió en primer ministro libanés debido a la presión del monarca, aunque el Departamento de Estado abrigaba dudas en cuanto a su capacidad para ocupar el cargo.

Durante su periodo de obediencia al rey Abdalá, Saad Hariri se esforzó por reconciliarse con el presidente sirio Bachar el Assad. Retiró las acusaciones en contra de este último que lo vinculaban al asesinato de su padre, el exprimer ministro libanés Rafik Hariri, y se disculpó por haberse dejado manipular para crear una tensión artificial entre el Líbano y Siria. Pero al aliarse a los Sudairi, Saad Hariri dio un giro político de 180 grados. De la noche a la mañana, renegó de la política de conciliación del rey Abdalá hacia Siria y el Hezbolá y emprendió una ofensiva contra el régimen de Bachar el Assad para obtener el desarme del Hezbolá y un compromiso con Israel.

Pero el rey Abdalá salió de su estado semicomatoso y no demoró en pedirle cuentas. Sin el indispensable apoyo del monarca saudita, Saad Hariri y su gobierno fueron expulsados del poder por el parlamento libanés, que decidió poner en el cargo de primer ministro a Najib Mikati, otro millonario con doble nacionalidad, pero menos aventurero. Como castigo para Saad Hariri, el rey Abdalá abrió una investigación fiscal sobre la principal empresa de la familia Hariri en Arabia Saudita y detuvo a varios de sus colaboradores por fraude.

Las legiones de los Sudairi

Los Sudairi han decido desencadenar la contrarrevolución en todos los sentidos. En Egipto, país donde financiaban a los Mubarak con una mano y a los Hermanos Musulmanes con la otra, impusieron ahora una alianza entre los Hermanos Musulmanes y los militares pro estadunidenses.

Ya reunidos, los miembros de esta nueva coalición egipcia no han hecho otra cosa que repartirse los cargos, excluyendo del poder a los líderes de la revolución de la plaza Tahrir. La coalición se niega a convocar una asamblea constituyente y no ha hecho más que agregar algunas enmiendas a la Constitución ya existente.

En primer lugar, la nueva coalición ha proclamado el Islam como religión oficial del Estado egipcio, en detrimento de la minoría cristiana copta –a la que pertenece el 10 por ciento de la población– que, oprimida por Hosni Mubarak, se había movilizado contra su régimen. El doctor Mahmud Izzat, el segundo dirigente más importante de los Hermanos Musulmanes, llamó además a la rápida instauración de la charia y al restablecimiento de los castigos islámicos.

Al joven Wael Ghoneim, quien había desempeñado un papel de primer plano en el derrocamiento de Mubarak, se le prohibió subir a la tribuna en la manifestación de la victoria del 18 de febrero, en la que participaron casi 2 millones de personas. Por el contrario, al predicador estrella de los Hermanos Musulmanes, Yussef al Qardawi, de regreso en Egipto después de 30 años de exilio en Qatar, se le permitió arengar a la multitud todo lo que quiso. Este personaje, al que Gamal Abdel Nasser había retirado la nacionalidad egipcia, se ha erigido como símbolo de la nueva era: la de la charia y la coexistencia pacífica con el régimen sionista de Tel Aviv.

El premio nobel de la paz Mohamed el Baradei –al que los Hermanos Musulmanes habían escogido durante la revolución como vocero para ofrecer una imagen de apertura– fue agredido físicamente por los mismos Hermanos Musulmanes durante el referéndum constitucional y ha sido apartado de la escena política.

Los Hermanos Musulmanes han anunciado su propia entrada en la escena política con la creación de un nuevo partido, llamado Libertad y Justicia, que cuenta con el apoyo de la National Endowment for Democracy y que imita la imagen del AKP turco. También están aplicando la misma estrategia en Túnez, con el Partido del Renacimiento.

En ese contexto, se han cometido actos de violencia contra las minorías religiosas, como la quema de dos iglesias coptas. Lejos de castigar a los agresores, el primer ministro les ha ofrecido garantías al destituir al gobernador que él mismo acababa de nombrar en la provincia de Qenna, el respetado general Imad Michael… simplemente por ser cristiano copto en vez de musulmán sunnita.

En Libia, los Sudairi enviaron hombres armados a Cirenaica antes de que franceses y británicos dieran la señal para el comienzo de la revuelta contra el poder de Tripolitania. Fueron ellos quienes distribuyeron armas y las banderas de las listas roja, negra y verde con la estrella y la media luna, símbolo de la monarquía sanusita, protectora histórica de los Hermanos Musulmanes. El objetivo de los Sudairi en Libia era acabar con el agitador Gadafi y poner al príncipe Mohamed en el trono de lo que fue en otros tiempos el Reino Unido de Libia.

El Consejo de Cooperación del Golfo fue el primero en pedir una intervención armada contra el gobierno de Trípoli. Y, en el seno del Consejo, fue la delegación de Arabia Saudita la que dirigió las maniobras diplomáticas para lograr que la Liga Árabe aprobara el ataque de los ejércitos occidentales contra Libia.

Por su parte, el coronel Gadafi había declarado en varios discursos que no había ninguna revolución en Cirenaica, sino que su país estaba enfrentando una operación de desestabilización de Al Qaeda, palabras que provocaron sonrisas –equivocadamente– y que fueron confirmadas por el comandante del US AfriCom en persona. Basta con recordar la inquietud del general Carter F Ham, quien dirigió las primeras operaciones militares estadunidenses antes de la entrega de esa responsabilidad a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El general Carter F Ham se sorprendió, en efecto, de tener que designar sus blancos terrestres basándose en informaciones proporcionadas por espías conocidos por haber combatido contra las fuerzas aliadas en Afganistán, conocidos como hombres de Bin Laden.

En cuanto a Baréin, se trata de un territorio que desde 1971 se presenta como un reino independiente. Pero en realidad sigue siendo territorio gobernado por los británicos. En su momento, los británicos designaron al príncipe Khalifa como primer ministro y lo mantuvieron en ese puesto durante 40 años, desde la independencia ficticia hasta hoy, continuidad que no es nada desagradable para los Sudairi.

El rey Hamad de Baréin entregó a Estados Unidos una concesión que permitió la instalación del cuartel general naval del Central Command y de la V Flota estadunidense en el puerto de Juffair. En ese contexto, el reclamo popular por una monarquía constitucional significaría el acceso a una verdadera independencia, el fin del tutelaje británico y la retirada de las tropas estadunidenses. Todo ello afectaría a Arabia Saudita y pondría en peligro las bases mismas del sistema.

Así que los Sudairi convencieron al rey de Baréin de que había que ahogar en sangre las esperanzas populares.

El 13 de marzo de 2011, el secretario estadunidense de Defensa Robert Gates llegó a Manama para coordinar las operaciones, que comenzaron al día siguiente con la entrada de tropas especiales sauditas. Conocidas como las Águilas de Nayef, están bajo el mando directo del príncipe Nayef.

En unos días fueron destruidos todos los símbolos del movimiento de protesta, incluyendo el monumento de la Plaza de la Perla. Cientos de personas fueron asesinadas o están desaparecidas. La tortura, casi abandonada desde hace una decena de años, se generalizó nuevamente en Baréin. Los médicos y enfermeras que socorrieron a los manifestantes heridos han sido arrestados en sus hospitales, encarcelados e incomunicados, para ser finalmente enviados a los tribunales militares.

Lo más importante de esta terrible represión es, sin embargo, la voluntad de presentar como un conflicto sectario lo que en realidad es la clásica lucha de clases entre un pueblo entero y un grupo de privilegiados vendido al imperialismo extranjero. Como la mayoría de la población de Baréin es chiíta, mientras que la familia reinante es sunnita, el chiísmo –vehículo del ideal revolucionario del ayatola Komeiny– ha sido designado como blanco. En un mes, las Águilas de Nayef han arrasado 25 mezquitas chiítas y dañado otras 253.

Un tribunal de excepción juzgará próximamente a 21 de los principales líderes de las protestas populares, que corren el riesgo de ser condenados a muerte. Más aún que contra los chiítas, la monarquía se ensaña actualmente con Ibrahim Cherif, presidente del partido Waed (izquierda laica), al que acusa de no respetar el orden confesional a pesar de ser sunnita.

A falta de poder desestabilizar Irán, los Sudairi están concentrando sus ataques contra Siria.

La desestabilización de Siria

A principios de febrero de 2011, en momentos en que no había en Siria ningún tipo de manifestación, apareció en Facebook una página titulada The Syrian Revolution 2011. En dicha página se convocaba a un “día de la cólera” que debía tener lugar el viernes 4. Aunque Al Jazeera se hizo eco de la convocatoria, ésta no encontró seguidores en ninguna parte. El canal de televisión qatarí deploró tal ausencia de reacción y denigró a Siria, calificando ese país de “reino del silencio” (sic).

La denominación misma The Syrian Revolution 2011, en inglés, ya es algo que da que pensar por ser característica de las frases publicitarias. Además, ¿qué verdadero revolucionario pensaría que si no logra concretar su ideal en 2011 no le queda más que regresar a su casa y taparse la cabeza?

Más extraño aún es el hecho que el mismo día de su creación, esa página Facebook registró más de 80 mil amigos. La aparición en tan pocas horas de tantos seguidores virtuales sin que aparecieran después en las calles hace pensar en una manipulación llevada a cabo con el uso de programas informáticos de creación de cuentas, sobre todo si se agrega el hecho de que los sirios hacen un uso moderado de internet y que sólo desde el 1 de enero cuentan con conexiones tipo Asymmetric Digital Subscriber Line.

Los desórdenes comenzaron un mes más tarde en Derra, una pequeña localidad que se encuentra en la frontera con Jordania y a pocos kilómetros de Israel. Desconocidos pagaron a grupos de adolescentes para que pintaran consignas antigubernamentales en las paredes de la localidad. La policía local arrestó a los jóvenes y los trató como criminales, provocando así la cólera de las familias. Las personalidades locales trataron de interceder pero fueron maltratadas por el gobernador. Los jóvenes recibieron palizas.

Sus enfurecidos familiares atacaron la comisaría para liberarlos. La policía respondió con más brutalidad aún y varias personas resultaron muertas.

El presidente Bachar el Assad intervino entonces para imponer sanciones a los policías y al gobernador –uno de sus primos que él mismo había enviado a Deraa, lejos de la capital, precisamente para que sacarlo de la circulación.

Se abrió una investigación para aclarar aquel caso de abuso policial; los funcionarios responsables de la violencia fueron acusados y detenidos. Varios ministros viajaron al lugar de los hechos para presentar las excusas y condolencias del gobierno a las familias de las víctimas, que fueron públicamente aceptadas.

Todo debía entonces volver a la normalidad. Pero, inesperadamente, desde varios techos, francotiradores enmascarados comenzaron a disparar simultáneamente a la multitud, y la policía, sumiendo la ciudad en el caos. Aprovechando la confusión, individuos armados aparecieron fuera de la ciudad y atacaron un edificio público donde radican los servicios de inteligencia encargados de la observación del territorio sirio del Golan ocupado por Israel. Los servicios de seguridad abrieron fuego en defensa del edificio y de sus archivos. Hubo bajas de ambas partes.

No fue éste el único enfrentamiento de ese tipo. Las personalidades locales solicitaron entonces la protección del ejército contra los elementos que estaban atacando la ciudad. Tres mil hombres y fuerzas blindadas fueron desplegados para proteger a los habitantes. En definitiva, entre los infiltrados y el ejército sirio se produjo una batalla muy similar a la que tuvo que librar el ejército libanés en Nahr el Bared. La diferencia es que, en el caso de Siria, la prensa internacional está deformando los hechos y acusa al ejército sirio de haber atacado a la población de Deraa.

Mientras tanto, varios enfrentamientos se produjeron en Latakia. Mafias especializadas en el contrabando marítimo existen desde hace mucho tiempo en esa ciudad portuaria de Siria. Dichas mafias recibieron armas y dinero provenientes del Líbano y emprendieron actos de vandalismo en el centro de la ciudad. La policía intervino. Por orden del presidente, las fuerzas policiales sólo portaban bastones, es decir no portaban armas. Los gángsteres sacaron entonces sus armas de guerra y mataron a decenas de policías desarmados.

Lo mismo sucedió en la vecina localidad de Banias, una ciudad de menor importancia, pero mucho más estratégica, ya que en ella se encuentra la principal refinería de petróleo de Siria. En este caso, las fuerzas del orden hicieron uso de sus armas y el enfrentamiento se convirtió en una verdadera batalla.

Finalmente, en Homs, importante ciudad del centro de Siria, varios individuos se presentaron en una mezquita integrista y llamaron a los fieles a manifestarse contra “el régimen que está matando a nuestros hermanos en Latakia”.

En reacción ante los desórdenes, la población siria salió masivamente a las calles para expresar su apoyo a la República.

Gigantescas manifestaciones, como nunca se habían visto anteriormente en toda la historia de Siria, reunieron repetidamente a cientos de miles de personas en Damasco, Alepo e incluso en Latakia. Los manifestantes coreaban “¡Dios, Siria, Bachar!”.

Mientras se recrudecían los enfrentamientos en las localidades afectadas, las fuerzas del orden lograron arrestar a algunos implicados en los combates. Éstos confesaron en televisión que fueron reclutados, armados y pagados por un diputado partidario de Hariri identificado como Jamal Jarrah.

Jamal Jarrah, quien desmiente esas acusaciones, es un amigo del príncipe Bandar. Su nombre aparece vinculado a lo sucedido en el Líbano con el grupo Fatah al Islam en el campamento de Nahr el Baraed. Jamal Jarrah es primo de Ziad Jarrah, un yihadista que la Oficina Federal de Investigación señala como responsable del secuestro del vuelo UA93 que se estrelló en Pensilvania el 11 de septiembre de 2001.

También es primo de los hermanos Ali y Youssouf Jarrah, arrestados por el ejército libanés en noviembre de 2008 por espionaje a favor de Israel.

Jamal Jarrah desmiente a quienes lo acusan de pertenecer en secreto a los Hermanos Musulmanes. En 1982, éstos trataron de tomar el poder en Siria, pero fracasaron y fueron objeto de una terrible represión en masa. Ese doloroso suceso parecía olvidado desde la amnistía proclamada por el presidente Bachar el Assad. Pero no es así: esa rama de la organización islamista está recibiendo ahora el financiamiento de los Sudairi, que anteriormente rechazaban a los mismos Hermanos Musulmanes. El papel de esta comunidad en los enfrentamientos de Banias es ahora públicamente reconocido.

Jamal Jarrah también parece haber utilizado militantes libaneses de Hizb ut Tahrir, una organización islamista que tiene su base en Londres, que actúa esencialmente en Asia Central y que dice ser una organización no violenta; está acusada de haber organizado numerosos atentados en el valle de Fergana, Uzbekistán. Fue precisamente para combatir esa organización que China inició su acercamiento con Rusia en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghái.

A pesar de varios debates en la Cámara de los Comunes, los responsables de Hizb ut Tahrir, en Londres, nunca han tenido problemas con las autoridades británicas y ocupan todos altos cargos en varias trasnacionales angloestadunidenses.

El Hizb ut Tahrir abrió una sección en Líbano el año pasado. Allí organizó un congreso al que invitó una serie de personalidades extranjeras, entre las que se encontraba un intelectual ruso de renombre internacional. En el transcurso de los debates, los organizadores exhortaron a la instauración de un Estado islámico y precisaron que, a su entender, los chiítas y los drusos libaneses –e incluso ciertos sunnitas– no son verdaderos musulmanes. Estupefacto ante declaraciones tan extremistas, el invitado ruso rápidamente concedió varias entrevistas a la televisión para distanciarse de aquellos fanáticos.

En un primer momento, las fuerzas sirias de seguridad parecieron desconcertadas ante los acontecimientos. Entrenados en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, los oficiales superiores recurrieron a la fuerza sin preocuparse demasiado por las consecuencias que aquello podía tener para la población. Pero la situación ha ido invirtiéndose poco a poco. El presidente Bachar el Assad retomó el control, cambió el gobierno, abrogó el estado de urgencia y disolvió la Corte de Seguridad del Estado.

También concedió la ciudadanía siria a los miles de kurdos históricamente privados de ella desde la realización de un censo que había sido cuestionado.

El presidente tomó además una serie de medidas a favor de diferentes sectores de la población, como la abrogación de las multas por retrasos de pagos a las empresas públicas, como la electricidad, etcétera. Bachar el Assad satisfizo así las principales demandas populares que servían de alimento a la oposición. Durante el “día de desafío”, el viernes 6 de mayo, la suma de manifestantes no llegó a 50 mil personas en todo el país, a pesar de que Siria cuenta 22 millones de habitantes.

Lo más importante es que el nuevo ministro del Interior, Mohamed al Sha’ar, llamó a todo el que se hubiera dejado arrastrar a participar en los desórdenes a presentarse espontáneamente a la policía para obtener una amnistía total a cambio de información. Más de 1 mil 100 personas respondieron a su llamado. En pocos días, las autoridades desmantelaron las principales redes y ocuparon numerosos escondites de armas. Al cabo de cinco semanas de violencia, casi todas las ciudades afectadas regresan lentamente a la calma.

Entre los cabecillas identificados y arrestados, se encuentran varios oficiales israelíes o libaneses, así como un político libanés vinculado a Saad Hariri. Este intento de desestabilización tendrá, por lo tanto, consecuencias.

Un abierto complot

Lo que originalmente fue un complot para derrocar a las autoridades sirias se convirtió en un chantaje público que recurría a la desestabilización como medio de presión. Al comprobar que la revuelta no prosperaba, los diarios árabes antisirios comenzaron a hablar abiertamente, y sin el menor pudor, de las propuestas que se estaban manejando.

Relataron así los viajes de los negociadores que presentaron las exigencias de los Sudairi a las autoridades de Damasco. Según esos periódicos, la violencia terminará sólo cuando Bachar el Assad obedezca dos órdenes: romper con Irán y suspender el apoyo sirio a la resistencia en Palestina, Líbano e Irak.

La propaganda internacional

Los Sudairi quieren una intervención militar occidental que acabe con la resistencia siria, como la actual agresión contra Libia. Para ello, han movilizado cierto número de especialistas en propaganda.

Para sorpresa general, la cadena de televisión satelital Al Jazeera ha cambiado bruscamente su línea editorial. Es un secreto a voces que Al Jazeera fue creada por voluntad de los hermanos David y Jean Frydman, dos millonarios franceses que fueron consejeros de Yitzakh Rabin y de Ehud Barak. Los hermanos Frydman querían crear un medio de prensa que permitiera un debate entre israelíes y árabes, prohibido por la ley en cada uno de los países implicados.

Para conformar el canal, recurrieron al emir de Qatar, que al principio sirvió de cobertura. El equipo de redacción fue reclutado entre los miembros del servicio árabe de la BBC, de manera que la mayoría de los periodistas que lo iniciaron son agentes del MI6 británico.

Pero el emir de Qatar tomó el control político del canal, que se convirtió en el brazo ejecutor de su gobierno. Durante años, Al Jazeera desempeñó efectivamente un papel como elemento de moderación, favoreciendo el diálogo y la comprensión en la región. Pero también ha ayudado a banalizar el apartheid impuesto por el régimen israelí, como si la violencia que practica el ejército del Estado hebreo no fuera otra cosa que deplorables excesos de un régimen finalmente aceptable, cuando en realidad constituyen la esencia misma del sistema.

Al Jazeera, cuya cobertura de las revoluciones en Túnez y Egipto puede calificarse de excepcional, cambió bruscamente de línea editorial en el caso de Libia para convertirse en vocero de los Sudairi. Este giro de 180 grados merece una explicación. El ataque contra Libia es originalmente resultado de un plan francobritánico concebido en noviembre de 2010, es decir antes de la “primavera árabe”, plan al que se integró Estados Unidos. París y Londres tenían intenciones de ajustarle las cuentas a Trípoli y de defender sus propios intereses coloniales.

En efecto, en 2005-2006, la National Oil Corporation ?la compañía nacional del petróleo de Libia? había lanzado tres licitaciones internacionales para la exploración y la explotación de las reservas libias, las más importantes de África. El coronel Gadafi impuso entonces sus reglas del juego. Las compañías occidentales firmaron varios acuerdos, ciertamente ventajosos, pero no lo suficiente en opinión de los occidentales. Eran incluso los contratos menos favorables a las trasnacionales en todo el mundo. A lo anterior se agregaban diferentes contenciosos vinculados a la anulación de jugosos contratos en materia de equipamiento y de armamento.

Desde los primeros días del supuesto levantamiento de Bengasi, París y Londres instauraron un consejo nacional de transición, que Francia reconoció oficialmente como legítimo representante del pueblo libio. Este consejo creó una nueva compañía petrolera, la LOC, reconocida por la comunidad internacional durante la Cumbre de Londres como entidad con pleno derecho a explotar los hidrocarburos libios. En medio de ese robo a mano armada se decidió que el petróleo libio robado por la LOC se comercializara a través de… Qatar, y que el grupo de contacto de los Estados miembros de la coalición actuante contra Libia se reuniera en lo adelante en Doha.

Inmediatamente, Yusef al Qardawi, el consultor religioso de Al Jazeera, comenzó a exhortar diariamente a derrocar al presidente libio Bachar el Assad. Al Qardawi preside la Unión Internacional de Ulemas y el Consejo Europeo para la Investigación y la Fatwa; es el inspirador de los Hermanos Musulmanes. El Islam que predica es una mezcla de “democracia de mercado” al estilo estadunidense y de oscurantismo al estilo saudita, y admite el principio de la elección de los dirigentes, con la condición de que estos últimos se comprometan a aplicar la charia en su interpretación estrecha.

A Yusef al Qardawi se unió el ulema saudita Saleh el Haidane, quien ha exhortado a “matar a un tercio de los sirios para que vivan los otros dos tercios” (sic). ¿Matar a un tercio de la población siria? Eso significa asesinar a los cristianos, los judíos, los chiítas, los alauitas y los drusos. ¿Para que vivan dos tercios? Es decir, para instaurar un Estado sunnita antes de que éste proceda a depurar su propia comunidad.

Hasta este momento, la única rama de los Hermanos Musulmanes que parece refractaria al poder de seducción de los petrodólares de los Sudairi es la rama palestina, es decir el movimiento Hamas. Su jefe, Khaled Mechaal, confirmó, luego de un breve momento de vacilación, su intención de mantenerse exilado en Damasco, así como su respaldo al presidente El Assad. Con ayuda de este último, el jefe del Hamas actuó para contrarrestar los planes imperialistas y sionistas al negociar un acuerdo con Al Fatah, la organización de Mahmud Abbas.

Desde marzo, Al Jazeera, la BBC, en árabe, y el canal de televisión France24, en árabe, se han convertido en órganos de propaganda masiva. A golpe de falsos testimonios y de imágenes manipuladas, han venido divulgando acontecimientos fabricados para atribuir a la República Árabe de Siria los mismos estereotipos del régimen tunecino de Ben Ali.

Los mencionados medios de prensa tratan de hacer creer que el ejército sirio es una fuerza represiva comparable a la policía tunecina y que no vacila en disparar sobre pacíficos ciudadanos que luchan por su libertad. Esos mismos medios anunciaron incluso la muerte de un joven soldado supuestamente torturado hasta la muerte por sus superiores por negarse a disparar contra sus conciudadanos. El hecho es que el ejército sirio es una fuerza conformada por reclutas, y el joven soldado, cuyos documentos fueron publicados, en realidad estaba de permiso. El propio joven lo explicó personalmente a la televisión siria y expresó su deseo de defender su país contra los mercenarios extranjeros.

Los mencionados canales de televisión vía satélite han tratado también de presentar a varias personalidades sirias como personas que lucraban con su posición, al igual que la familia de la esposa del exprimer ministro tunecino Ben Ali. Han concentrado sus críticas en Rami Makhluf, el hombre más rico del país, primo del presidente El Assad, afirmando que, como en Túnez, Makhluf exigía partes de todas las empresas extranjeras que deseaban implantarse en Siria.

La acusación resulta totalmente infundada en el contexto sirio. En realidad, Rami Makhluf gozó de la confianza del presidente El Assad para obtener la concesión de la telefonía móvil. Y, al igual que todos los empresarios del mundo que han obtenido ese tipo de concesión, se hizo millonario. La verdadera cuestión es saber si se aprovechó o no de su situación para enriquecerse a costa de los consumidores. La respuesta es negativa. ¡Syriatel propone las tarifas de telefonía móvil más baratas del mundo!

En definitiva, el premio de la mentira se lo lleva Al Jazeera. La cadena qatarí llegó a transmitir imágenes de una manifestación de 40 mil moscovitas que reclamaban el fin del apoyo ruso a Siria. En realidad, eran imágenes de la manifestación anual del 1 de mayo, en la que Al Jazeera introdujo varios actores para realizar entrevistas falsas.

La reorganización de las redes del príncipe Bandar y de la administración de Obama

El dispositivo contrarrevolucionario de los Sudairi está enfrentando un obstáculo. Hasta ahora, los mercenarios del príncipe Bandar peleaban bajo la bandera de Osama bin Laden, lo mismo en Afganistán que en Bosnia, Chechenia o en otros países.

Considerado inicialmente como un anticomunista, Bin Laden se había convertido poco a poco en un antioccidental. Su movimiento parecía confirmar la ideología del choque de civilizaciones, enunciada por Bernard Lewis y popularizada por su discípulo Samuel Huntington. Conoció su era de gloria con los atentados del 11 de septiembre y la guerra contra el terrorismo: los hombres de Bandar implantaban la violencia en cualquier lugar donde Estados Unidos deseara intervenir.

El periodo actual exige un cambio de imagen para los yihadistas. Se les invita ahora a luchar del lado de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como lo hicieron en Afganistán del lado de la CIA y contra el Ejército Rojo. Es conveniente, por lo tanto, volver al discurso pro occidental de antaño y buscarle otro contenido que remplace el anticomunismo. Ésa será la misión ideológica de Yusef al Qardawi.

Para facilitar ese cambio de look, Washington acaba de anunciar la muerte oficial de Osama bin Laden. Con la desaparición de esa figura tutelar, los mercenarios del príncipe Bandar podrán movilizarse bajo una nueva bandera. Esta redistribución de los papeles se acompaña de un importante movimiento de personal en Washington.

El general David Petraeus, quien desde su puesto de comandante del CentCom se ocupaba de los tratos con los hombres de Bandar, se convierte ahora en director de la CIA. Esto presagia una retirada acelerada de las tropas de la OTAN que se encuentran en Afganistán y una mayor participación de los hombres de Bandar en las operaciones secretas de la Agencia.

Leon Panetta, el director saliente de la CIA, pasa ahora al puesto de secretario de Defensa. Según el acuerdo interno de la clase dirigente estadunidense, dicho puesto debía reservarse a un miembro de la Comisión Baker-Hamilton. El demócrata Panetta, al igual que el republicano Gates, fue miembro de dicha Comisión. En caso de nuevas guerras, Panetta se encargaría de limitar el despliegue de tropas terrestres, con excepción de las Fuerzas Especiales.

En Riad y en Washington, ya están haciendo el acta de defunción de la “primavera árabe”.

Los Sudairi pueden decir del Oriente Medio lo mismo que el Gatopardo decía de Italia: “Todo tiene que cambiar para que nada cambie y que sigamos siendo los amos”.

Thierry Meyssan / Red Voltaire

 

En los últimos 20 años, el PRI y el PAN han tomado juntos diversas decisiones en el Congreso de la Unión que han perjudicado a la mayoría de los mexicanos. A quienes dudan que los legisladores de ambos partidos representan los mismos intereses, los invitamos a leer este recuento.

 

1. En mayo de 1989, los diputados del PRI y del PAN aprobaron el Plan Nacional de Desarrollo de Carlos Salinas, que establecía la ven­ta de 250 empresas públicas al sector privado, como Telmex, Mexicana de Aviación, Televisión Azteca, Siderúrgi­ca Lázaro Cárdenas, Altos Hornos de México.

2.El 27 de junio de 1990, legisla­dores del PRIAN modificaron el artículo 28 constitucional para privatizar el servicio público de banca y crédito. Salinas entregó 18 bancos propiedad de la nación a sus amigos y socios, que hoy son de los hombres más ricos del mundo.

 

3.El 6 de enero de 1992 apro­baron reformas al artículo 27 constitucional para permitir la venta de tierras ejidales y comunales y el abandono a los campesinos.

 

4 El 6 de mayo de 1992 modifica­ron la Ley Minera para conce­sionar la minería a particulares hasta por 50 años; derogaron el im­puesto a la extracción de minerales y privatizaron minas estatales. Salinas entregó 6 millones 600 mil hectáreas de reservas nacionales a Peñoles, Gru­po México y Carso. Hoy las mineras poseen 25 millones 386 mil 611 hectá­reas, 13% del territorio nacional.

 

5. El 22 de diciembre de 1992, PRI y PAN reformaron una ley para permitir a empresas privadas generar electricidad. Hoy venden a la CFE casi 50% de la luz que consumi­mos. Las plantas de CFE están paradas o subutilizadas y estas empresas reci­ben 80 mil millones de pesos del pre­supuesto.

 

6. El 5 de marzo de 1993, refor­maron el artículo 3º constitu­cional y redujeron la gratuidad de la educación pública a primaria y secundaria, abandonando la educa­ción media superior y universitaria. Cada año, 300 mil jóvenes que son re­chazados; no hay cupo en las escuelas públicas por falta de presupuesto. La matrícula de escuelas privadas creció de 16 a 37%.

 

7. El 17 de marzo de 1995, aproba­ron el aumento del IVA del 10 al 15 por ciento.

 

8. El 12 mayo de 1995, PRI y PAN reformaron la ley para vender Ferrocarriles Nacionales de México a empresas nacionales y ex­tranjeras. Zedillo fue contratado como asesor del Consejo de Administración de Union Pacific Corp., a la que entre­gó parte de la infraestructura ferrovia­ria del país.

 

9. El 23 de mayo de 1996, modi­ficaron el sistema de ahorro para el retiro y entregaron las pensiones de millones de trabajado­res a financieras privadas que admi­nistran turbiamente, con comisiones muy altas y baja rentabilidad.

 

10. El 12 de diciembre de 1998, PRI y PAN aprobaron el Fobaproa y convirtieron las deudas de empresarios y banqueros en deuda pública, que hoy asciende a 1 billón 300 mil millones de pesos. En 15 años hemos pagado más de 600 mil millones de pesos sólo de intereses.

 

11. El 8 de diciembre de 2005, modificaron la Ley del Im­puesto Sobre la Renta para permitir a las grandes corporaciones el diferir el pago de impuestos hasta 100%.

 

12. El 22 de marzo de 2007, re­formaron la ley del ISSSTE y entregaron las pensiones de los trabajadores del Estado a los banqueros. Los trabajadores pagarán más por sus pensiones y al final reci­birán menos.

 

13. El 24 de octubre de 2008, ambos aprobaron la Ley de Petróleos Mexicanos que permite otorgar contratos inconsti­tucionales a empresas nacionales y extranjeras, para explotar petróleo y entregarles áreas del territorio nacio­nal en exclusiva hasta por 25 años. Ya se licitaron contratos para la explota­ción de yacimientos en Tabasco.

 

14. Tras un acuerdo entre Cal­derón y Peña Nieto, el 20 de octubre de 2009, el PRIAN aprobó la Ley de Ingresos donde se aumentó el IVA de 15 a 16%; se incre­mentó el impuesto sobre la renta de 28 a 30 por ciento; y se autorizaron au­mentos mensuales a las gasolinas, el diesel, el gas y la luz

El PRI y el PAN aprobaron el Fobaproa, el IVA, las privatizaciones, los aumentos a impuestos, gasolinas, luz, gas, diesel.

Aumentan los mexicanos en pobreza extrema. Mientras el Estado de México es la entidad con más población en  miseria, Batopilas (Chihuahua) mantiene índices de desarrollo humano inferiores a Níger, el país más pobre del mundo

Con el panismo, sólo 19 millones 530 mil mexicanos tienen “asegurado” un bienestar económico y social; esto equivale al 18.3 por ciento de la población, considerada “no pobre” y “no vulnerable” por el gobierno federal.

Los otros 87 millones 150 mil mexicanos son pobres, admite el Informe de pobreza multidimensional en México 2008, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). De éstos, más de 47 millones son “pobres multidimensionales”.

El rezago en educación, vivienda, alimentación, salud y seguridad social afecta a 81.7 por ciento de mexicanos, reconoce la administración de Felipe Calderón Hinojosa.

“Hay desigualdad y no hay voluntad política para transformar el panorama de la sociedad”, lamenta la doctora Araceli Damián González, investigadora de El Colegio de México.

“Es un fracaso el modelo económico que se ha seguido en nuestro país durante los últimos 30 años. Menos del 20 por ciento de la población tiene un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades, y sólo 20 personas tienen una riqueza equivalente al 10 por ciento del producto interno bruto. En realidad, estamos en una situación crítica”, dice Damián González.

En entrevista con Contralínea, el doctor Gonzalo Hernández Licona –secretario Ejecutivo del Coneval– asegura que México no ha crecido económicamente porque no ha habido acuerdos políticos. “Se empantanan muchas veces elementos en las decisiones políticas que no permiten que hayan soluciones de crecimiento. De no ser por esto, tendríamos niveles de pobreza o de vulnerabilidad mucho menores; un reto bien importante”.

Pobreza multidimensional

Para matizar las cifras, los pobres ahora son denominados multidimensionales. Son 47 millones 190 mil personas identificadas en esa condición. De éstos, 30 millones 820 mil (65.3 por ciento) viven en el Estado de México, Veracruz, Puebla, Chiapas, Jalisco, Distrito Federal, Oaxaca, Guanajuato, Michoacán y Guerrero.

Hernández Licona reconoce que a esos mexicanos no les alcanza para comprar lo “mínimo necesario”. Según él, las políticas públicas de desarrollo social del Estado deben enfocarse a este sector porque es la población con más carencias sociales.

Del total de “pobres multidimensionales”, 23.73 por ciento padece pobreza extrema (11 millones 200 mil) y 76.27 (36 millones), moderada. Chiapas tiene más de 1 millón 500 mil en extrema pobreza; el Distrito Federal y Jalisco superan, cada uno, los 2 millones de pobres moderados; y el Estado de México, Puebla y Veracruz están en ambas clasificaciones.

Araceli Damián, especialista en economía urbana, asegura que el dato de “pobres multidimensionales” se duplicaría si se considera la vulnerabilidad del resto de la población. “La pobreza es de 81.7 por ciento; pero como es una cantidad que políticamente no se puede manejar, decidieron tomar otro criterio. Vamos a tener cifras maquilladas, como siempre hace el gobierno, mientras la desigualdad es cada día más lacerante”.

De los 35 millones 180 mil “vulnerables por carencia social”, más de la tercera parte habita en el Estado de México, Distrito Federal, Jalisco y Veracruz. En contraste, de los 4 millones 780 mil “vulnerables por ingreso”, cerca de 2 millones residen en el Estado de México, Distrito Federal, Jalisco, Coahuila y Nuevo León.

Para Hernández Licona, quienes se encuentran en la categorización de “vulnerabilidad por ingreso” o “carencia” están en riesgo de convertirse en “pobres multidimensionales”. “No todos ellos van a caer en pobreza. Algunos podrían caer, otros no, pero siguen siendo vulnerables”.

Indígenas, los más pobres

La pobreza multidimensional afecta a tres de cada cuatro indígenas. De este 75.7 por ciento, más de la mitad está en pobreza extrema. El Informe de pobreza multidimensional en México 2008 enumera la diferencia de carencias sociales entre la población indígena y la nacional: seguridad social, 85.8 y 64.7; educación, 49.9 y 21.7; acceso a los servicios de salud, 52.7 y 40.7; y alimentación 42.1 y 21.6, respectivamente.

“‘Pobres multidimensionales’ hay en toda la República, aunque se hace más evidente en los estados con mayor número de indígenas. Han sido sistemáticamente marginados del desarrollo; fueron sometidos y despojados de sus tierras, obligados a migrar a las zonas áridas y poco productivas. Es una cuestión histórica y ancestral; un problema que no se resolvió con la Independencia ni la Revolución”, comenta la investigadora Damián González.

Hernández Licona explica que Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Michoacán, la Tarahumara y El Nayar son lugares de acceso complicado, por lo que llevar servicios lo es aún más. Muchos indígenas viven en esas zonas y sufren esa problemática. Además, “el Banco Mundial habla de elementos que generan desigualdad y discriminación hacia los indígenas en relación con los apoyos que reciben”.

David Jiménez Rumbo, presidente de la Comisión de Desarrollo Social del Senado de la República, pone como ejemplos Cochoapa El Grande, considerado el municipio más pobre de México y uno de los más pobres de América Latina, y Metlatónoc, en Guerrero: “Dos de los municipios más necesitados de este mundo, donde hay hombres y mujeres que han perdido el brillo de la inteligencia en los ojos”.

“No podemos decir que las cosas están marchando bien. Las políticas neoliberales que vienen aplicándose de manera moderada desde la época de Miguel de la Madrid, luego de manera más contundente y con más profundidad con Carlos Salinas de Gortari, y llevadas al extremo del antipatriotismo en los gobiernos panistas, han venido acentuando el fenómeno de la pobreza en el Sur del país, básicamente en las regiones indígenas”, asegura Jiménez Rumbo.

Carencias sociales

Alrededor del 10 por ciento de los residentes de cada entidad federativa no cuenta con educación básica. Significa que 23 millones a nivel nacional tienen esta carencia. El Estado de México encabeza los resultados, con 2 millones 720 mil personas; le sigue Jalisco, con 2 millones 40 mil; Chiapas y Puebla, con 3 millones 110 mil cada uno.

En materia de salud, 43 millones 380 mil personas (40.7 por ciento de la población total del país) carecen de este derecho social. El 45 por ciento del Estado de México no tiene acceso a la salud (6 millones 600 mil mexiquenses), al igual que el 40.1 por ciento del Distrito Federal (3 millones 530 mil). Más de 2 millones de poblanos y veracruzanos pasan por la misma situación.

La seguridad social es un derecho, no obstante 68 millones 990 mil mexicanos no lo tienen. En ocho estados, 38 millones 340 mil personas están excluidas de este bien: Estado de México (9 millones 970 mil), Veracruz (5 millones 190 mil), Distrito Federal (4 millones 650 mil), Puebla (4 millones 340 mil), Jalisco (4 millones 10 mil), Chiapas (3 millones 810 mil), Guanajuato (3 millones 320 mil) y Michoacán (3 millones 50 mil personas). El contar con un empleo formal no es garantía, pues 62.3 por ciento no tuvo acceso a la seguridad social.

Veracruz, el Estado de México, Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Puebla tienen, en conjunto, cerca de 10 millones de personas que presentan carencia por calidad y espacios de la vivienda. En México, 18 millones 620 mil (17.5 por ciento) padecen esta circunstancia.

Los servicios básicos de vivienda son otro problema que deben enfrentar los mexicanos (20 millones 130 mil, es decir 18.9 por ciento). Veracruz, el Estado de México, Puebla, Oaxaca, Chiapas y Guerrero son las entidades con mayor incidencia y número de personas con carencia de techo, muros y pisos; además del “hacinamiento” o ubicación amontonada de los objetos dentro del hogar, según los elementos que consideró el Coneval.

El 37.9 por ciento de los individuos con carencia en los servicios básicos de la vivienda no cuenta con acceso al agua; 34.7 por ciento, al drenaje, y 0.5 por ciento, a la electricidad. Más de 3 millones de mexicanos no tienen acceso a ninguno de los tres servicios, agrega el Informe de pobreza multidimensional en México 2008.

A nivel nacional, más de 23 millones de personas no tienen acceso a la alimentación. Los estados que se repiten en esta carencia social son el Estado de México, Veracruz, Puebla, Distrito Federal, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Chiapas, Guerrero y Oaxaca, con 14 millones 930 mil personas en total.

Finalmente, el Informe menciona el ingreso corriente per cápita en cada sistematización poblacional: 973 pesos, los “pobres multidimensionales; 4 mil 26, los “vulnerables por carencia social”; 1 mil 366, los “vulnerables por ingreso”; y 5 mil 576, los “no pobres” y “no vulnerables”. Las tres entidades con menor ingreso fueron Chiapas, Guerrero y Oaxaca, dependiendo de la condición de género.

No obstante los resultados, el economista y representante del Coneval, Gonzalo Hernández, alardea de esta nueva metodología de pobreza multidimensional. “Hoy, cada estado sabe en dónde flaquea respecto de sus dimensiones sociales. Estamos muy orgullosos en México de tener esta metodología; somos el primer país que la tenemos, que cumplimos con la Ley General de Desarrollo Social. Queremos mostrar la realidad tal como es, y creo que así se ha entendido”.

Carlos Flores Rico, integrante de la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados, revela que hay 56.5 millones de pobres en México, más de 10 millones que al inicio de sexenio. “Tan sólo en dos años, aumentaron 6 millones de pobres (2006-2008). Es decir, en este momento la suma de pobreza es de 56.5 millones de pobres. En la Comisión, estamos creando una propuesta alternativa para lograr que entre 33 y 37 millones de personas, en unos 10 o 15 años más o menos”, puedan mejorar sus condiciones de vida.

Autor: Isabel Argüello

En lo que va de este gobierno, el salario mínimo ha perdido 42 por ciento de su poder adquisitivo. Pese a esta merma, más del 50 por ciento de los trabajadores mexicanos gana menos de tres salarios mínimos al día, insuficientes para pagar alimento, vestido, vivienda, educación y esparcimiento. Alentada por el gobierno y aprovechada por los empresarios, la supuesta “ventaja competitiva” de los bajos salarios no fomenta el crecimiento económico y sí perjudica a la clase trabajadora.

 

En casi cinco años de gobierno calderonista, el salario mínimo ha perdido 42 por ciento de su poder de compra, lo que lo sitúa como el segundo mayor deterioro salarial de los últimos años, sólo superado por el del sexenio zedillista.

La mengua en el salario actual se traduce en la pérdida de casi la mitad del valor que tenía al inicio del sexenio y del 75 por ciento de lo que representaba en 1978, cuando tuvo su mayor poder adquisitivo, de acuerdo con cálculos del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Pese a la merma progresiva que ha tenido el salario durante su administración, el pasado 29 de marzo Felipe Calderón Hinojosa presumió que los gobiernos panistas han sido los únicos en varias décadas en elevar el salario mínimo real. No mencionó, por supuesto, que este incremento ha sido apenas de 57.84 por ciento en términos nominales.

Se trata de un ínfimo crecimiento comparado con el que desde diciembre de 2006 han tenido los precios de productos básicos, como el frijol, que subió 219 por ciento; el aceite, que se incrementó 125 por ciento; o el huevo, cuyo valor es ahora 90 por ciento mayor que al inicio del gobierno calderonista.

En el marco de la presentación de los resultados del Censo de Población y Vivienda 2010, Calderón Hinojosa también aseguró que en los últimos 10 años, “aumentó el número de trabajadores que perciben mejores salarios”. La supuesta mejora salarial ha sido de sólo 22 pesos en una década de panismo.

Con todo y el marginal incremento, el valor del salario ha decaído, lo que significa que, con un salario mínimo, hoy se pueden comprar 4 kilos menos de tortilla, 1.5 litros menos de leche o 21 piezas menos de pan que en diciembre de 2000, cuando inició el sexenio de Vicente Fox Quesada.

Para entonces, el salario mínimo (de 37.89 pesos) alcanzaba para 9.47 kilos de tortilla, mientras que hoy sólo se pueden comprar 5.42 kilos; también podían adquirirse 5.83 litros de leche; hoy alcanza para 4.27 litros. De las 61.13 piezas de pan que era posible obtener hace 10 años, ahora el salario mínimo solventa la compra de únicamente 40 piezas.

 Ni para comer

 El artículo 123 constitucional establece que los salarios mínimos generales “deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”.

Pero los 59.82 pesos del salario mínimo vigente (el más alto de los tres establecidos para igual número de regiones del país) son insuficientes para cumplir con el precepto constitucional; de hecho, ni siquiera alcanzan para satisfacer las necesidades alimentarias de una familia.

Aun así, en México existen hoy 3 millones 777 mil 907 personas cuyo ingreso diario no rebasa esta cantidad.

El CAM, adscrito a la Facultad de Economía de la UNAM, estima que son necesarios 2.86 salarios mínimos para adquirir una Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) –ponderación de 33 productos alimenticios básicos, diseñada con el apoyo del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán–, cuyo costo actual se calcula en 171.37 pesos.

Pero en México, una tercera parte de los trabajadores percibe un sueldo diario menor a esa cantidad, a los que se suma un 8 por ciento que no recibe ingreso alguno por su trabajo, como revelan los datos económicos del Censo de Población y Vivienda 2010. Eso se traduce en 16.5 millones de trabajadores incapaces siquiera de alimentarse adecuadamente.

El profesor Luis Lozano Arredondo, del CAM, explica que desde diciembre de 1987, cuando entró en vigor el primer pacto de estabilidad y crecimiento económico, el aumento nominal del salario mínimo ha sido inferior al de la inflación y, por tanto, al de los precios de productos y servicios.

La consecuencia de ello ha sido el deterioro progresivo del poder adquisitivo del salario, pues mientras en 1987 los 6.47 pesos de salario mínimo sufragaban el pago de la CAR (cuyo precio era de 3.95 pesos), para marzo pasado los 59.82 pesos alcanzaban para adquirir apenas una tercera parte.

Para 1994, el salario mínimo de 15.27 pesos solventaba el 60 por ciento de la CAR. Cuando Fox Quesada iniciaba su sexenio, en diciembre de 2000, el salario mínimo –de 37.89 pesos– servía para adquirir el 58 por ciento de dicha canasta.

Una de las consecuencias de este deterioro es que ha aumentado el número de horas de trabajo necesarias para adquirir la CAR. Hace 23 años, bastaba laborar 4.53 horas para pagarla; mientras que ahora son necesarias 22.55 horas, es decir 18 horas más.

Pero las casi tres jornadas laborales que calcula el CAM bastarían únicamente para sufragar los gastos de alimentación, con lo que quedarían pendientes otras necesidades, como ropa, calzado, vivienda, salud, educación y esparcimiento, insostenibles con la tasa salarial actual.

El espejismo de los salarios

A decir de Calderón Hinojosa, en la década de los gobiernos panistas la proporción de personas que ganan más de tres salarios mínimos aumentó de 25 a 33 por ciento, al tiempo que el porcentaje de quienes perciben hasta dos salarios mínimos disminuyó de 42 a 31 por ciento.

Pero aun con esta “reducción”, los datos del Censo de Población y Vivienda 2010 –en los que el panista basó sus declaraciones– muestran que el 60 por ciento de los trabajadores en el país recibe actualmente máximo tres salarios mínimos al día, equivalentes a 179.5 pesos.

Además, cifras de la Encuesta nacional de ocupación y empleo, disponibles hasta septiembre de 2010, muestran que en lo que va del sexenio aumentó el número de personas que recibe menos de dos salarios mínimos en casi 1.5 millones, con lo que actualmente suman 15 millones 798 mil 418.

Pero en la lógica calderonista, el solo aumento del número de trabajadores que ganan más de tres salarios mínimos –5 mil 383 pesos– significa que ha mejorado “de manera gradual y consistente el nivel de ingreso y de bienestar de las familias”.

La cifra es cercana a lo que en la óptica del secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, sería suficiente para pagar los créditos de una vivienda y un coche, así como mensualidades de colegios privados, según declaró el pasado 22 de febrero y que le valió severas críticas.

Entre quienes perciben sueldos superiores a dicho rango, la mayor parte se concentra entre quienes reciben de tres a cinco salarios mínimos, que son casi 8 millones de personas y representan el 19 por ciento de la población ocupada.

Aunque Calderón Hinojosa aseguró que en la última década –es decir, la de los gobiernos panistas– “se han mejorado las condiciones de vida, sobre todo de las familias más pobres”, las cifras del censo muestran que el 31 por ciento de la población –13 millones 232 mil 933 personas– sigue recibiendo ingresos menores a los dos salarios mínimos.

En contraste, apenas 9.8 por ciento de las personas ocupadas –4 millones 200 mil 371– gana entre cinco y 10 salarios mínimos, y sólo el 4.2 por ciento –1 millón 791 mil 370– obtiene más de 10 salarios mínimos, equivalentes a 17 mil 550 pesos mensuales.

Entre estos privilegiados se encuentra el propio Calderón Hinojosa, quien mensualmente recibe tan sólo como sueldo el equivalente a 2 mil 478 salarios mínimos, así como los secretarios de Estado, cuyo ingreso mensual es de 2 mil 437 salarios mínimos, sin contar las otras prestaciones que el Estado les garantiza.

 

Minisalario, “ventaja competitiva” del país

Los salarios pagados en México son los más bajos respecto de los otros países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y son menores a los que tienen otras economías latinoamericanas, como las de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Venezuela.

De acuerdo con el Informe mundial sobre salarios 2010/2011, de la Organización Internacional del Trabajo, el salario mínimo en el país es inferior al que se paga en China, Portugal y Turquía, y está apenas por encima de lo que recibe un trabajador en India.

El maestro Alejandro López Bolaños, quien recopila estos datos en el texto “Los salarios en México y en los países de la OCDE”, publicado en el boletín Momento Económico, menciona que, de 2006 a 2009, el salario mínimo mensual real registró una tasa de variación promedio de -1.4 por ciento y que para 2010 apenas alcanzó un crecimiento de 0.1 por ciento.

A diferencia de países como Brasil, que aumentó su salario mínimo 60 por ciento para fomentar el consumo de la población, en México se mantienen salarios bajos como una forma de atraer capitales extranjeros, explica López Bolaños, colaborador del Grupo de Análisis de la Coyuntura de la Economía Mexicana, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

El investigador refiere que los empresarios e inversionistas ven los salarios como un costo de producción, por lo que buscan reducirlo para obtener mayores ganancias. El gobierno, diligente, salvaguarda esta práctica con una política salarial que niega incrementos reales por encima de la inflación.

La doctora Graciela Bensusán Areous, especialista en temas laborales de la Universidad Autónoma Metropolitana, agrega que, con este enfoque, los salarios se mantienen “artificialmente bajos”.

De este modo, aun cuando la productividad de algunos sectores ha crecido, se busca que los salarios sean estrechos para ofrecerlos a la inversión foránea “como principal ventaja competitiva” del país.

Los especialistas coinciden en que, para que haya un crecimiento real de la economía, debe fortalecerse el mercado interno, lo cual requiere de una mejora de los salarios de los trabajadores para que tengan mayor capacidad de compra.

Bensusán Areous considera que, simultáneo al problema de los bajos salarios, existe una “polarización salarial”, pues se concentran altos salarios entre muy pocas personas, mientras que la mayoría de los mexicanos recibe “miserias” por su trabajo.

Esto se ha acompañado de un proceso acelerado de concentración de la riqueza, como documenta el CAM.

Así, en una década de gobiernos panistas la fortuna de 24 mil 900 millones de dólares que poseían 13 personas se convirtió en un caudal de 125 mil 100 millones de dólares en manos de 11 sujetos, entre ellos el empresario Carlos Slim Helú, el hombre más rico del mundo.

Se trata de un crecimiento de la riqueza de 402 por ciento en apenas 10 años, en tanto que el salario mínimo nominal ha crecido 57.84 por ciento en el mismo lapso, equivalente sólo a 22 pesos.

López Bolaños advierte que los bajos salarios implican también un riesgo social, pues las personas a las que no les alcanza con lo que ganan ya no sólo se emplean en el sector informal, sino que están insertándose en actividades ligadas al crimen organizado. El investigador concluye: “No tiene ninguna parte ética tener esos salarios tan bajos”.

Autor: Mayela Sánchez

Miles de niños mexicanos se incorporan al mercado laboral –muchas veces, en condiciones de riesgo y explotación– pese a que la ley prohíbe el trabajo infantil. La ausencia de cifras confiables del gobierno federal invisibiliza la magnitud del fenómeno, generalmente provocado por la pobreza, el desempleo y la exclusión social.

 Recolectar basura, a eso se reducen los fines de semana de Miguel. Para el niño de 11 años no existen los sábados ni domingos de esparcimiento. A las ocho de la mañana comienza su jornada que consistirá, hasta las cinco de la tarde, en tocar la campana de la carreta de un vecino. De los 70 pesos que recibe por día, dice, “se los doy a mi mamá”.

A la escuela primaria Licenciado Benito Juárez, ubicada en Villa de las Flores, Coacalco, Estado de México, asisten 169 niños. Uno de ellos es Miguel. Como él, en su mayoría son pobres y casi todos viven en San Pablo de las Salinas, Tultitlán. Ése, su barrio, serpentea terracerías en las que se alzan los tabiques sobrepuestos con sus techos de lámina. Para ese tipo de casas nomás alcanza.

La recolección de basura es la principal actividad de sus habitantes. Montados en carretas y jalados por una mula, burro o yegua, los jóvenes padres, muchas veces acompañados por sus niños, llaman con una campana a la gente que, eventualmente, sale con algunas bolsas en la mano.

Para ganar unas monedas más, los pobladores de San Pablo someten la basura a un riguroso proceso: la separan y, toda aquella que es susceptible de reciclar, la venden por kilogramo.

Aunque el trabajo infantil vulnera los lineamientos de la Convención sobre los Derechos del Niño –ratificada por México en 1990–, en el país 3 millones 90 mil 954 niños y adolescentes de entre 12 y 19 años trabajan, según datos del Censo 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Es de destacarse que el Censo no incluye a niños que, como Miguel, son menores de 12 años.

Ni la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), ni el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) ni la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ofrecen cifras certeras del fenómeno.

“No hay una institución que haga un estudio estadístico serio y sin maquillar. La política social ha sido sesgada y mal dirigida; no se cumplen los propósitos de los programas de bienestar. Al no existir una política clara, se sigue facilitando la explotación de la niñez mexicana”, señala Víctor Inzua Canales, investigador de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El más reciente documento editado por la STPS y el Inegi, Módulo de trabajo infantil 2009, contabiliza 3.6 millones de niños trabajadores de entre cinco y 17 años. Sus datos son anteriores a 2008.

Marisela Medina Tapia, encargada del Programa de Adultos Mayores, Discapacidad y Menores Trabajadores de la CNDH, reconoce que la Comisión no cuenta con mayor información de la emitida en su boletín CGCP/066/11 del pasado 21 de marzo, en el que señalan la urgencia de abatir el trabajo de 3 millones 14 mil 800 niños. Dubitativa, agrega que la cifra surgió de un informe de 2007 y que probablemente fue “arreglada”.

Medina Tapia justifica las inconsistencias. Argumenta que es difícil consensuar la información entre dependencias; además, hay una cifra negra que no es posible cuantificar. “Cuando la autoridad llega a los campos, los mismos padres esconden a los niños”, arguye.

 

 

Trabajo infantil, en la ilegalidad

El artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; los artículos 22, 23, 173 a 180, 362, 372 y 995 de la Ley Federal del Trabajo; y la Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes prohíben el trabajo a menores de 14 años. “La realidad nos dice algo distinto”, señala Jennifer Haza Gutiérrez, coordinadora Ejecutiva de Melel Xojobal, organización chiapaneca de ayuda a los menores.

Miguel va en quinto año de primaria. En su salón de clase, 14 de sus 36 compañeros trabajan. Los niños de entre 10 y 11 años se emplean en negocios familiares o ayudan a sus papás en la albañilería, como Andrés o Luis. El primero gana 30 pesos como ayudante de albañil; el dinero se lo da a guardar a su mamá. Luis le pasa el material a su papá en la construcción; se levanta a las cinco de la mañana y recibe por su trabajo 50 pesos.

Inzua Canales y Jennifer Haza diferencian el trabajo que ayuda al desarrollo integral del niño de aquél que es una forma de explotación. A decir de los expertos, la explotación atenta contra la vida, la salud y la integridad física de los infantes.

Tal es el caso de los niños “diableros” en los mercados públicos que con apenas 10 años cargan hasta 300 kilogramos. “Se rompen la cadera, tienen lesiones y fracturas”, lamenta Inzua.

Según el informe Trabajo infantil en México 2009, disponible en la página electrónica de la STPS, los menores se emplean principalmente en el sector informal: agropecuario (893 mil 599 niños, niñas y adolescentes); comercio (803 mil 515); servicios (718 mil 588); industria manufacturera, extractiva, electricidad, agua y gas (391 mil 483); construcción (151 mil 787); y el resto no especificó su actividad (55 mil 828).

Este hecho y la falta de un marco legal que regule el trabajo de los menores de 14 años agravan sus condiciones laborales. “No hay órganos que supervisen el cumplimiento de la ley en materia laboral infantil; no les interesa. No es rentable remediar el problema”, puntualiza Inzua Canales.

 

 

Pobreza y deserción escolar

La mamá de Miguel no sabe leer ni escribir. “Nunca fui a la escuela”, dice la ama de casa y desempleada mujer en medio del cuarto de tabiques por el que paga 350 pesos al mes para vivir con Miguel y tres hijos más: Jonathan de 14 años, Carlos de siete y Ema de 10.

Jonathan, el mayor, dejó la secundaria en segundo año. Por las mañanas se dedica a trabajar en la carreta, y por las tardes sale a vender elotes y esquites en una bicicleta. El dinero del negocio familiar es para pagar la renta y comprar comida.

Datos de la Secretaría del Trabajo de 2009 revelan que de los 3 millones 14 mil 800 niños que trabajan, el 40 por ciento (1 millón 995 mil 744) no asiste a la escuela.

“El Estado tendría que garantizar condiciones mínimas en términos de derechos económicos, sociales y culturales para mejorar la calidad de vida de las familias”, explica Jennifer Haza.

El investigador y experto en trabajo infantil, Víctor Inzua, señala que el Estado, en primera instancia, y la familia, en segunda, son los responsables de que este fenómeno continúe.

“Mientras no les demos la oportunidad a nuestros niños de prepararse e ir a la escuela, van a seguir siempre en la desigualdad, en la discriminación, en la falta de oportunidades”, considera María Joann Novoa Mossberger, presidenta de la Comisión Especial para la Niñez de la Cámara de Diputados.

Fenómeno agudizado en provincia

De acuerdo con los resultados del último censo del Inegi, el índice de trabajo de infantes que tienen entre 12 y 14 años es mayor en Chiapas, Michoacán, Guerrero, Puebla, Colima, Oaxaca, Jalisco y Veracruz. Destacan Chiapas y Michoacán, donde siete de cada 100 niños trabajan.

Respecto de los niños y adolescentes de 15 a 19 años, el censo reporta que el fenómeno se acentúa en Jalisco, donde 33 de cada 100 trabajan. Le siguen Michoacán, Guanajuato, Colima, Puebla, Chiapas, Querétaro, Morelos y Quintana Roo.

Martha, de 10 años y quien cursa el quinto año de primaria, se levanta todos los días antes de las siete de la mañana. Ella, su papá y su hermano menor viajan media hora en bicicleta. Venden tacos de cabeza y consomé sobre el Eje 3, una avenida que divide Coacalco de Tultitlán.

“Limpio los platos, barro, cobro, sirvo el consomé; me dan lo de mi gasto: 5, 10, 15 pesos”. A veces, Martha le presta a su mamá para las tortillas. Tiene cuatro hermanos. Cuando se le pregunta si puede faltar al trabajo responde, con resignación: “Soy la única que no puede; a fuerza tengo que ir”.

 

 Una torta de tamal, 25 pesos, 11 horas de trabajo…

Visto a través de la sombra que se desprende de su cuerpo canela, Alejandroparecería simplemente un niño. Cuando se le mira de frente, aun en la opacidad de la noche, la visión es distinta. Sus desgastadas ropas y su menudo cuerpo, indudablemente menor al de alguien de su edad, lo delatan: no trabaja por gusto, como él afirma.

Una sudadera gris con gorra, que un vecino le regaló y que Alejandro porta como un verdadero caparazón, se convierte en el principal obstáculo del encuentro. Por lo demás, el menor se limita a responder con frases cortas, interrumpidas por un constante resollar.

Alejandro, quien el 30 de abril cumplirá 11 años, es el mayor de cinco hermanos: Uriel, Ilse, Arturo y Julio. A pesar de que las leyes mexicanas prohíben que los niños menores de 14 años trabajen, Alejandro ha conseguido, al menos, dos empleos.

Hasta hace algunos días, ayudaba a una señora a poner y atender un puesto de verduras; además, a pelar chícharos, papas y cebollas. Antes trabajaba “con el señor que vende clarasol”.

Su jornada laboral iniciaba a las siete de la mañana y concluía casi 11 horas después. Con 25 pesos en el bolsillo y una torta de tamal en el estómago, Alejandro volvía a casa, un pequeño cuarto de lámina agujerada. Ahí compartía el dinero con sus hermanos; con lo suyo, se compraba cheetos, sus frituras preferidas.

A petición de su madre, quien consiguió que la emplearan para limpiar una casa y lavar ropa ajena, Alejandro ha dejado de trabajar; no así Uriel, su hermano de nueve años. “Él a fuerzas quiere ir, pero mi mamá le dice que ya no”.

A pesar de no saber leer ni escribir, Mariana, una mujer morena que desde hace 16 años reside en la ciudad de México –en San Bartolo, el pueblo michoacano en el que nació, “no hay trabajo”–, está consciente de los riesgos a los que se exponen sus pequeños trabajadores; también, de las malas condiciones en que laboran y la explotación que padecen.

Mientras su papá descarga costales de comida en la Central de Abastos, Uriel aprovecha su carisma para hacerse de dinero o para que alguien le invite el desayuno. De las cuatro de la mañana hasta el medio día, el pequeño negocia con los dueños de las grandes bodegas o con los compradores que requieren de un ayudante o cargador.

Un día –recuerda, orgullosa, su mamá– “mi Uriel me trajo la mitad de un pollo que le regalaron. Luego, fue a la tienda y me compró un refresco”.

Rentar un cuarto de 1 mil 200 pesos a unas cuadras de la Central de Abastos ha beneficiado a esta familia. Ahí está la escuela del albergue a la que, ocasionalmente, asisten Alejandro y Uriel; también, el desperdicio de comida que Mariana recolecta cuando el ingreso familiar es insuficiente.

La marca de un cuchillo en su ojo izquierdo y los huecos en su dentadura no son motivo para que Mariana cancele la boda con su verdugo, el padre de sus cinco hijos. Pronto, la familia retornará a Michoacán a festejar tan anhelado evento. Todo está listo; Alejandro, no.

Una mujer con residencia en Polanco quiere quedarse con él y brindarle educación. Alejandro ha dicho que sí. El pequeño está cansado de la miseria, pero, sobre todo, de la violencia que por varias generaciones ha acompañado a su familia. Un día, su padre lo golpeó hasta desmayarlo.

­—Ya se cansó de su papá, porque cuando no quieren hacer algo, les pega, les da patadas como le pega a un caballo o a los perros –se resigna Mariana.

Elva Mendoza / Flor Goche / Isabel Argüello

El éxito de Brasil y el fracaso del “México neoliberal panista”

Autor: Alfredo Jalife-Rahme *

Recientemente, Americas Quarterly publicó las “Reflexiones sobre el ascenso global de Brasil”, por Celso Amorim, anterior canciller de Lula.

La comparación del fracaso del “México neoliberal” con el éxito fulgurante de Brasil bastaría perentoriamente con exponer solamente tres datos caracterológicos –únicamente en el ámbito de las relaciones exteriores, para no ser tan crueles– frente al notable desempeño (con hechos tangibles) de Lula y su canciller Celso Amorim: 1. La incontinencia locuaz de Fox y su canciller de corta duración, Jorge Castañeda Gutman (presuntamente un activo de Israel, George Soros y el financierista sionismo jázaro), sin logros tangibles; 2. La mediocridad y pusilanimidad de Calderón y su canciller Patricia Espinoza; y 3. La pequeñez de la representación diplomática de México en Washington en la persona inmadura y carente de currículo del castañedista Arturo Sarukhán Casamitjana.

No solamente de economía y de finanzas viven los humanos, y la relevancia del artículo de Celso Amorim coloca en la palestra la solidez de la política exterior en el ascenso de las naciones cuyo salto cualitativo en la “era Lula” ha sido notable en toda Latinoamérica, en particular, y el mundo, en general cuando forma parte del grupo laxo BRICS (siglas de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Los países no se hacen al vapor como creyeron los fracasados panistas Fox y Calderón con sus pésimos cancilleres, quema de la que se salva Luis Ernesto Derbez, hoy rector de la Universidad de las Américas en Cholula, quien operó como bombero para apagar el incendio diplomático del piromaniaco Castañeda Gutman, quien llevó a México a pleitos estériles con prácticamente toda Latinoamérica, con el propósito avieso de clavar al país a los intereses de Estados Unidos e Israel.

La revista británica The Economist no tiene más remedio que reconocer a Brasil como “un gigante diplomático”, característica que tenía México durante la Guerra Fría con su legendaria “regla de oro” (de la que formaba parte don Alfonso García Robles, el único premio nobel de la paz mexicano a quien, por cierto, envidiaba hasta su alma Castañeda Gutman con sus patentes complejos de inferioridad que pretendía compensar con su incontinencia locuaz carente de logros demostrables).

Celso Amorim resume en una frase el éxito de Brasil en la era Lula: “Brasil creció económicamente en los recientes años mientras mantuvo la inflación bajo control, mejoró la distribución de los ingresos y, sobre todo, fortaleció su democracia”. Comenta que “la política exterior de Brasil no creó la ola, pero aprendió cómo conducirla”, en la que brilló la “imaginación” –característica ausente en la “diplomacia” mexicana clavada en la agenda unilateral de Estados Unidos desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (que resultó cataclísmica, de confesión propia de la academia estadunidense), pasando por la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de America del Norte hasta la militarista Iniciativa Mérida.

Mientras el “México neoliberal” panista se olvidó del mundo para hundirse en la agenda unilateral de Estados Unidos y su Titanic financiero, la era Lula entendió el fin del orden unipolar y el inicio del nuevo orden multipolar. Así de simple.

Casteñada Gutman pretendió que el mundo era bipolar (dominado por las finanzas sionistas y el poderío militar de Estados Unidos), mientras que Celso Amorim entendió lúcidamente que el mundo es ya multipolar. Este simple hecho es la diferencia entre el fracaso (de México) y el éxito (de Brasil).

Amorim evalúa los factores subjetivos y objetivos que la política exterior contribuyó en la prominencia de Brasil que se había paralizado por “falta de autoestima”.

Antes de la era Lula, existía el truismo de que Brasil se desempeñaba por debajo de sus posibilidades (territorio, demografía, economía), lo cual era aberrantemente anómalo.

El primer acto que posiciona a Brasil fue al comienzo de la administración de Lula cuando se opone “valientemente” a la invasión de Irak (mientras Castañeda Gutman y su medio hermano, el israelí-venezolano Andrés Rosental Gutman, se manifestaban en forma genuflexa a favor de la invasión anglosajona).

Celso Amorim comenta que, en ese momento, “la nueva política exterior de Brasil” había cesado de ser “tímida o exageradamente cautelosa”.

A su juicio, la política exterior de Brasil “capturó el estado mental” de la población e “intentó traducirlo en actos concretos que pudieran afectar el curso de los eventos regionales y mundiales” (lo contrario del entreguismo a Estados Unidos y al sionismo del panismo “diplomático”).

Con un solo golpe atinado de timón, Lula “cambió la agenda internacional”.

Celso Amorim enumera los logros demostrables. Uno de ellos fue la extinción del fallido Tratado de Libre Comercio de las Américas (del que se habían vuelto vulgares portavoces Fox y Castañeda Gutman), gracias a la “resistencia” de Brasil, que previno “un proceso de negociación comercial desequilibrado” basado en caducas ideas del neoliberal Consenso de Washington. Eran los momentos cuando Fox y Castañeda Gutman alababan insensatamente el flagelante Consenso, hoy más muerto que nunca, cuando hasta el mismo expresidente guanajuatense confesaba que “recibía línea del Banco Mundial” (y, por supuesto, del Fondo Monetario Internacional).

Recuerda Celso Amorim que “raramente una prioridad política de la mayor potencia del hemisferio había sido sacada de la agenda debido a la firme postura de otro país” (Brasil, en la era de Lula: la antimateria del “México neoliberal panista e itamita”).

Brasil “mantenía así la autonomía para tomar sus decisiones sobre su propio modelo de desarrollo” (lo contrario del “México panista” cada vez más entregado sin nulo beneficio a cambio).

Lula no tomó en cuenta a los miembros de los negocios ni a los medios que se habían clavado en forma masoquista en el modelo estadunidense.

Celso Amorim refiere que Brasil libró solo la batalla y luego se adhirieron sus socos del Mercado Común del Sur: Uruguay, Argentina y Paraguay.

Lo relevante consistió en que sin el Tratado de Libre Comercio de las Américas, “Brasil experimentó un crecimiento sostenido, expandió su comercio internacional, se volvió un importante receptor de inversiones directas y, a su vez, también se convirtió en una relevante fuente de inversiones en otros países” (¡todo lo contrario del “México neoliberal panista”!).

Visto en retrospectiva, las decisiones en política exterior de Brasil no solamente resultaron correctas, sino que la blindaron de la severa crisis financiera de Estados Unidos en 2008 (¡lo contrario del “México neoliberal panista” que fue severamente castigado por su patética dependencia a Estados Unidos y al sionismo!).

Se justificaba así el modelo brasileño de crecimiento, su enfoque en el mercado doméstico y la diversificación de sus socios comerciales (¡lo contrario del “México neoliberal panista”!).

Otra afirmación del creciente poderío de Brasil en la era Lula fue la reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Cancún, en 2003, donde formaron un grupo para impedir un tratado proteccionista que beneficiaba a Estados Unidos y a la Unión Europea (mediante “inmensos subsidios a sus agricultores”), mientras perjudicaba a los países en desarrollo, en especial, en el rubro agrícola y los servicios.

Fustiga sin tapujos que la parálisis de la Ronda de Doha de la OMC se debe a “la falta de liderazgo de los países ricos”.

Desde la “resistencia”, a nivel regional, al unilateralismo estadunidense para imponer el nocivo Tratado de Libre Comercio de las Américas hasta la rebeldía, a nivel global, en la OMC (la reunión de Cancún) frente a los poderosos a los dos lados del Atlántico Norte, Brasil obtenía dos triunfos relevantes cuan simbólicos de su política exterior.

Ahora uno de los objetivos de Brasil consiste en promover la integración de Suramérica y transformarla en una “zona de paz”.

Los cambios dramáticos de Brasil fueron gestados en muy breve periodo.

Suena interesante que Celso Amorim denomine a Suramérica (y no a Latinoamérica) como un “continente” donde se ha creado la Unión de Naciones del Sur, el cual, además de los rubros económico y comercial, ostenta “un fuerte componente político” –mientras el “México neoliberal panista” no sale de su autismo ni de su encapsulamiento en la concha del entreguismo a Estados Unidos y al sionismo financierista.

Más allá de la fama del bloque BRICS, el gigante brasileño ha establecido puentes de cooperación, como el Foro de Diálogo Ibsa (India, Brasil, Sudáfrica, ya no se diga la vinculación con los 22 países árabes ­–que el panismo neoliberal no solamente ha descuidado, sino que, peor aún, Castañeda Gutman, para complacer a sus aliados sionistas jázaros, cerró la embajada de México en Arabia Saudita– y alentar la invasión anglosajona a Irak).

Es la primera vez en la historia de América que dos potencias, cada quien en su justa dimensión, son “jugadoras globales” (Estados Unidos y Brasil).

Brasil participó audaz y creativamente en la histórica Declaración de Teherán (junto a Turquía e Irán), en mayo de 2010, para resolver el contencioso nuclear del país persa –mientras el “México panista neoliberal” se ha confinado en una actitud hostil a Irán–. El problema radica en que el “México eterno” es el país de don Alfonso García Robles, uno de los máximos exponentes del desarme nuclear a escala planetaria y del Tratado de Tlaltelolco (una zona libre urbana de armas atómicas), conceptos y postura de los que la teocracia chiíta no está nada lejana. Mientras el “México neoliberal panista” obedece ciegamente el unilateralismo sionista que impuso el nepotismo de los medio hermanos Gutman (Castañeda y el israelí-venezolano Rosental) –que no le ha aportado ningún beneficio a México–. Brasil opera creativamente relaciones profundas de “ganar-ganar” con los 22 países árabes y con países islámicos de primer orden, como Turquía e Irán. En el “México neoliberal panista”, las relaciones parecen más bien fincarse en “perder-perder”.

Celso Amorim comenta que “la decisión de Brasil en reconocer al Estado palestino desencadenó una serie de actos similares en otros países latinoamericanos”. Lo contrario del “México neoliberal calderonista” que seguramente será el último de Latinoamérica en reconocer el Estado palestino, si es que algún día se atreviese a hacerlo sin pedir permiso a Estados Unidos e Israel, debido a la fuerte influencia que tiene Enrique Krauze Kleinbort (íntimo de Israel) sobre el panista michoacano. Se me comenta sottovoce que la influencia de Krauze Kleinbort sobre Calderón es de tal grado que influyó en el presunto rescate subrepticio de Cemex (otro aliado de Krauze Kleinbort) con dinero estatal, así como en haber amarrado las navajas sionistas entre Carlos Slim y el pendenciero michoacano. ¿Será?

Sea lo que fuere, cuando hablamos de este “México neoliberal panista” exponemos la miseria de su política exterior en todos los rubros: la antimateria del éxito notable de Brasil.

*Catedrático de geopolítica y negocios internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México

Desdichado el gobernante que profese el culto a la violencia. Promover el odio, la agresión y el asesinato, que son males tan contagiosos como adictivos, es el primer paso hacia la autodestrucción.

Quien enfrenta al enemigo con sus mismos medios a la larga termina comportándose como él. Esto sucede, por ejemplo, cuando se involucra al ejército en el combate al narcotráfico. Al principio se cacarea la honradez y rectitud de las fuerzas armadas, pero pronto aparecen militares que actúan como narcotraficantes.

Sabemos que en las zonas de conflicto el ejército procede como si fuera un cártel: aplica la pena de muerte preventiva, asesina por venganza, tortura para obtener información, desaparece sospechosos, cobra víctimas inocentes y se deja corromper.

El cinismo de los violentos es tan descarado que graban sus crímenes en video de alta definición y los difunden editados vía comunicación social. Los medios audiovisuales, por su parte, se muestran orgullosos de presentarlos en los horarios de mayor audiencia.

“¡Enfrentamiento en Culiacán deja media docena de muertos!”, anuncia en voz alta el conductor de un noticiario mientras exhibe imágenes de uniformados, que pueden ser narcos o militares, acribillados en plena vía pública.

Con variaciones en el número de muertos y lugar de los hechos, la noticia se repite día con día hasta convertirse en una serie de televisión. Los cadáveres han perdido su capacidad de impacto y los periodistas de análisis. El televidente, voyeur pasivo de la barbarie humana, se acostumbra a ver la violencia como algo normal y cotidiano.

La mímesis entre tropa y narcos es bilateral: soldados que se comportan como sicarios y narcos que se visten y combaten como militares. Luchan todos contra todos, sin distinción de bandos. El gatillero detenido resultó ser un ex militar y el oficial que ordenó su captura es un infiltrado del cártel contrario. Estén de un lado o del otro, o incluso en ambos, al final de cuentas los involucrados son matones a sueldo.

Desdichado el que porte armas porque es un asesino en potencia. Policía o criminal, guarura o asaltante, agente federal o secuestrador, militar o narco, político o burócrata, skinhead o ciudadano común. Todos armados y dispuestos a liquidar al enemigo. No es requisito pertenecer a una corporación policíaca ni

a una organización criminal para matar a alguien. Basta con estar contagiado de violencia.

La violencia, como los virus, afecta a cualquiera. No respeta edad, género ni clase social. Tan violento puede ser un campesino alcoholizado como un junior prepotente. La violencia estalla en las vísceras y se manifiesta en los ojos. En la mirada iracunda de un violento no cabe la razón. Sus actos, sin embargo, son los actos del hombre, el animal racional capaz de odiar y aniquilar a sus semejantes.

En una calle de Ciudad de México aparece el cuerpo de un supuesto sicario con cincuenta impactos de bala. Cincuenta. Se lo comento a un amigo periodista y le da lo mismo. “Ajuste de cuentas”, dice el cínico. Al día siguiente emboscan a un jefe de la policía y lo dejan como coladera. Ajuste de cuentas.

El gobernador de Jalisco ejerce la violencia verbal y manda a chingar a su madre a sus críticos. En su fuero interno, lo digo con toda seguridad, este político radicalizado quisiera matar no sólo a quienes piensan diferente, sino a toda la plebe. Su cruzada: la limpieza social. Y que el fin justifique los medios. Desdichado sea el tirano en potencia.

Asesino el que condene a muerte al asesino. El ser humano es violento por naturaleza y el estado natural entre los hombres es la guerra. La paz, en palabras de Kant, debe ser instaurada mediante un imperativo de la razón que tenga como base la legalidad. Ordenar y ejecutar una muerte es regresar al estado primitivo, violento y carente de leyes.

El jefe de las fuerzas armadas declara la guerra al crimen organizado. Condena a muerte a los asesinos y en automático se convierte en uno de ellos. El daño al ejército es incalculable y las posibilidades de victoria son nulas. Los altos mandos lo saben, pero la violencia les ha provocado ceguera.

La paz no se instaura mediante la acción militar. Señores de la guerra, aunque sea mucho pedir, abran los ojos antes de que sea demasiado tarde: la tranquilidad social nunca será impuesta por la vía de las armas. Lo único que han logrado es la proliferación de la violencia.

Texto de Roberto Garza Iturbide, La Jornada.

 LA ESTRATEGIA DE LA DISTRACCION

 

 

 

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales (cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

 

 CREAR PROBLEMAS, DESPUES OFRECER SOLUCIONES

 

 

 

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

 

LA ESTRATEGIA DE LA GRADUALIDAD 

 

 

 

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicados de una sola vez.

 

 LA ESTRATEGIA DE DIFERIR

 

 

 

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejor mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

 

DIRIGIRSE AL PUBLICO COMO CRIATURAS DE POCA EDAD

 

 

 

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad.

 

UTILIZAR EL ASPECTO EMOCIONAL MUCHO MAS QUE LA REFLEXION

 

 

 

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

 

 MANTENER AL PUBLICO EN LA IGNORANCIA Y LA MEDIOCRIDAD

 

 

 

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores.

 

 ESTIMULAR AL PUBLICO A SER COMPLACIENTE CON LA MEDIOCRIDAD

 

 

 

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

 

 REFORZAR LA AUTOCULPABILIDAD

 

 

 

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!

 

CONOCER A LOS INDIVIDUOS MEJOR DE LO QUE ELLOS MISMOS SE CONOCEN

 

 

 

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Tomado de «Decálogo acerca de las leyes de la estrategia de la distracción». Escrito por Noam Chomsky, filósofo y lingüista estadounidense

Ocho tesis y muchas preguntas                   Paco Ignacio Taibo II

Hace más de tres años el hombre que dirige desde Los Pinos los destinos de esta nación declaró una guerra contra los cárteles mexicanos de la droga. Al paso del tiempo los mexicanos habíamos aportado a esta guerra más de 31 mil muertos, según cifras oficiales, un número incontable de heridos, varias de las grandes ciudades del país (Ciudad Juárez, Chihuahua, Monterrey, Tampico, Morelia, Culiacán, Mazatlán) viviendo bajo el miedo y en virtual estado de sitio, regiones abandonadas por su habitantes, zonas rurales que son tierra de nadie, carreteras federales intransitables, 17 estados de la República en crisis profunda de inseguridad, más de un millar de quejas ante las comisiones de derechos humanos (y esas son las que se hacen públicas, porque el miedo impide que se conozca más allá de la punta del iceberg) por violaciones, secuestros, chantajes, cateos ilegales, robos y todo tipo de abusos producidos por las fuerzas policiacas, el Ejército y en menor medida por la Marina, barrios urbanos y zonas industriales en los que no entran inspectores de Hacienda o de salubridad, porque el narco es el Estado.

¿Cómo se ha llegado hasta aquí? ¿Cómo puede detenerse esta inercia antes de que México se desvanezca en medio del miedo y el terror en un holocausto repleto de cabezas cortadas, tiroteos donde los ciudadanos inocentes son bajas colaterales, policías que entran a la casa rompiendo la puerta y se roban el queso que hay sobre la mesa, cárceles donde impera la mafia y se tortura sistemáticamente, declaraciones oficiales de avances y éxitos que ya ni los niños de la gran burguesía urbana se creen, fábricas y talleres que cierran, madres asesinadas por protestar por el asesinato de sus hijas?

Primera. Calderón pactó el inicio de esta guerra con el presidente Bush, ni siquiera con el entonces recién llegado Obama. Y la pactó en términos de ofrecerla en bandeja. Y la pactó en condiciones absurdas. La guerra contra el narco no era, no debería ser, una guerra mexicana, porque era, es en esencia, una guerra estadunidense, generada por el mayor consumo de droga a escala planetaria, el que se producía dentro del territorio de Estados Unidos. Así, la propuesta mexicana no debió haber pasado de una oferta de apoyo a una guerra que debería librarse en territorio gringo, combatiendo las redes de distribución, las estructuras financieras, controlando la frontera. En su territorio, no en el nuestro. Pero no fue así. En tres años no ha habido más de media docena de operaciones importantes de aquel lado de la frontera, mientras que de éste se ha desatado la más sangrienta de las confrontaciones que hemos tenido los mexicanos desde la guerra cristera.

Logro descubrir leyendo todos los periódicos locales de Acapulco los supuestos, los previos oficios, de los 15 hombres aparecidos sin cabeza: son dos adolescentes, un lavacoches, un chofer de recogida de basura, un mecánico, dos desempleados, un policía municipal, tres albañiles; las infanterías del cártel de Acapulco masacradas por el grupo del Chapo Guzmán (según dicen cartulinas encontradas a su vera) por el control de la plaza.

Segunda. Al gobierno de Calderón le tomó un año pedir a los estadunidenses el control del tráfico de armas, y desde que lo pidió no ha obtenido resultados. Según cifras oficiales, cerca de 50 mil armas largas (ojo con esto de las cifras oficiales: ¿quién las contó?), municiones, lanzacohetes, ametralladoras pesadas, han entrado a México para proporcionar a las mafias un poder de fuego muy superior al de las fuerzas armadas. Hoy cualquier achichincle de un narco puede seguir comprando municiones para un cuerno de chivo en una tlapalería en Houston. Las balas que matan a mexicanos se venden alegremente en Estados Unidos.

Tercera. Antes de iniciar una guerra, y no hay que leer a Sun Tzu o a Federico Engels para saberlo, el Estado debería contar con una labor de inteligencia sólida. ¿Quiénes son? ¿Dónde están? ¿Cuáles son sus nexos? ¿Cómo es su estructura financiera? Mil y un preguntas que necesitaban respuestas. Hoy sabemos que al momento de iniciarse la guerra de Calderón contra el narco toda, o buena parte de la estructura de inteligencia del Estado mexicano estaba en manos de facciones del propio narco, que utilizando a jefes policiacos del más alto nivel dirigieron las operaciones contra bandas rivales, agitando un avispero de venganzas que parece no tener fin. ¿Qué tanto de su aparato policiaco trabajaba para el enemigo? Directores de la policía, de las agencias contra el crimen organizado, la SIEDO, comandantes de la AFI, subprocuradores… A la fecha, el Estado mexicano aún no lo sabe o no quiere saberlo. A la fecha, la inteligencia estatal está filtrada, distorsionada, fragmentada; resulta (sobre todo de la lectura de sus comunicados) absolutamente incoherente.

Cuarta. El sistema judicial está podrido. Lleva muchos, muchos años estándolo. Agentes del Ministerio Público descalificados, jueces corruptos, ineficiencia absoluta cuando no complicidad declarada con el crimen. Con una estructura como esa no se podía ir a la guerra. ¿Cuántos delincuentes han sido dejados libres en estos pasados tres años? ¿Cuántos han recibido condenas intrascendentes respecto de la magnitud de sus crímenes? Pepe Reveles narraba el otro día en una mesa redonda que los que le entregaban los cadáveres al Pozolero (y hablamos de más de un centenar de muertos) pronto saldrán en libertad, porque el Ministerio Público sólo pudo acusarlos de tenencia de armas y posesión de drogas a causa de una investigación mal integrada. Reina un caos maligno, como habitualmente reinaba en la justicia mexicana, paraíso del accidente y la casualidad. Vivimos en un territorio de rezago de indagaciones, expedientes confusos, sin investigación científica, ausencia de un banco nacional de huellas digitales, inexistencia de un concentrado de la información de todas las agencias policiacas del país ¿Cuántas veces hemos leído en la prensa que el detenido había estado en la cárcel recientemente? ¿Quién lo soltó?

Quinta. En la cárcel de Torreón la directora torturaba a los presos. En otra cárcel las bandas tenían permiso para salir de noche para ejecutar rivales, en otras 10 prisiones se han producido fugas masivas. Hay denuncias sobre el control y los privilegios que las mafias tienen sobre todas las prisiones, incluso las de alta seguridad. Han sido despedidos más de una docena de directores de cárceles en los meses recientes. ¿Ha cambiado la situación interna? Sin la previa depuración del sistema carcelario, no se podía ir a la guerra.

Imágenes. La más aterradora de las anécdotas: en Torreón un hombre se detiene en el semáforo. Cuando se pone la luz verde ante él, el coche que lo precede está detenido. Va a tocar el claxon y duda. No son tiempos para andar tocando el claxon. La circulación está parada. Transcurre un nuevo espacio de tiempo con el semáforo nuevamente en rojo. Se decide y baja del coche, amablemente les pregunta a los del auto parado si puede ayudarlos en algo. El chofer le enseña una pistola y le ofrece 200 pesos. “Se ve que usted es gente decente, acabo de perder una apuesta con este güey [y señala a su copiloto, que muestra una Uzi muy sonriente] que usted nos tocaba el claxon y yo le pegaba un tiro. Es su día de suerte, amigo.” El coche arranca. El hombre amable se queda ahí, sudando frío.

Paquetes de dólares

Sexta. Conan Doyle en la boca de Sherlock Holmes solía decir que cuando una historia no estaba clara “follow the money”, hay que seguir el dinero, el rastro económico. El narcotráfico, como lo fue el contrabando de alcohol en Estados Unidos durante la era de la prohibición, o el robo de coches en México, es un negocio criminal, sigue reglas de un mercado semivisible, tiene inversiones, está sujeto a la producción y la distribución. Una parte del dinero, millones de millones de dólares, se moverá prosaicamente en paquetes de billetes verdes envueltos en papel periódico y en maletas Samsonite, pero otra parte, quizá la más importante, se convierte en inversiones, casas, automóviles de lujo, oficinas, hoteles, tiendas, restaurantes… En la era de Caro Quintero una colonia en Ciudad Juárez llamada burlonamente Disneylandia, estaba repleta de mansiones extravagantes: castillos de La Cenicienta, mansiones californianas, material chafa de Las mil y una noches, pagodas budistas. Todo el mundo en la ciudad sabía que era territorio del narco. El dinero es visible. ¿Y la ruta, las rutas que descienden desde Estados Unidos no lo son? El SAT está muy preocupado por cobrar los impuestos a cualquier gringo que se descuide y ¿no es capaz de detectar los millones que bajan desde el otro lado de la frontera? El gobierno mexicano ha puesto miles de trabas bancarias a los ciudadanos para mover su dinero, pero no ha abierto una macroinvestigación sobre las operaciones bancarias que acompañan este gran dinero de las mafias. En los cientos de decomisos, cateos, detenciones, ¿no han aparecido chequeras, cuentas bancarias, huellas y rastros? ¿Por qué no se habla de esto nunca? ¿Por qué el gobierno mexicano no ha pedido a Estados Unidos operaciones financieras que bloqueen el flujo de dinero al narcotráfico? Sin una investigación financiera sólida y un pacto bilateral con los estadunidenses para el bloqueo del dinero del narco, no se podía ir a la guerra.

Un gerente del Santander informaba hace dos años a su jefe regional que estaba recibiendo dinero no muy claro, como respuesta recibió un money is money.

Séptima. Un convoy del Ejército en La Laguna se dirige a una cárcel de alta seguridad: están transportando a un preso importante. Como no conocen la zona les han puesto una patrulla de la policía local al frente y otra en la cola. Al llegar a un semáforo la patrulla se detiene. Enciende y apaga las luces tres veces y luego se fuga a 150 kilómetros por hora. La patrulla de la cola hace lo mismo en reversa. De los callejones salen hombres armados que disparan contra los militares. Las patrullas no han vuelto a aparecer en la escena pública, tampoco los patrulleros, que se han desvanecido en esta gran nada informativa que es la guerra de Calderón. Entre Monterrey y Tampico una caravana de camionetas de renta que regresaban de un servicio son desviadas por la policía hacia una brecha, un camino rural. Al final del tramo un grupo de zetas armados con ametralladoras los están esperando. Los choferes serán torturados y robados. Hoy sabemos, gracias a las declaraciones de los testigos protegidos, que durante años altos mandos de la policía escoltaron los transportes de droga y protegieron como escoltas a los capos. Pero no sólo la policía, las policías, muchos policías, actúan en colaboración, apoyan, informan, protegen al narco, el Estado lo ha abastecido de cuadros. Uno de cada tres detenidos, se puede leer día a día en los periódicos, es un policía o un ex policía, un militar. Hace años en Tijuana pregunté al director de un diario por qué en días recientes se habían matado a tiros entre ellos una docena de policías en un choque entre bandas rivales. Me respondió que resulta más barato contratar a un poli que entrenar a un sicario. ¿Cómo es posible que el Ejército Mexicano (y el estadunidense) haya entrenado a un cuerpo entero de elite militar que luego se pasa en bloque para constituir la esencia de Los Zetas. Si los mexicanos lo sabíamos, si sabíamos que la delincuencia era policiaca en millares de casos, ¿no lo sabía el Estado mexicano? ¿Es posible ocultar cuando tu salario pasa de 15 mil pesos al mes a 250 mil? ¿Cuántas horas de investigación económica resistiría un agente de la policía antes de descubrir que tiene seis casas en fraccionamientos del estado de México? ¿Hay alguien en México que sepa interpretar la lectura de un polígrafo, el vulgarmente llamado detector de mentiras? ¿O el Estado mexicano no se atreve a usarlo ante el riesgo de que se muestre que la mayoría de sus agentes mienten? ¿La mayoría? ¿10 por ciento? ¿90 por ciento? ¿Hay algún polígrafo funcionando en alguna dependencia policiaca del país? ¿O se ha vendido para comprar refrescos y gansitos marinela en el Oxxo más cercano? Todo nace de unas fuerzas del orden cuya moral está pervertida. Y esta es una vieja historia mexicana, que adquiere su mayor nivel durante el alemanismo. Su clave es la impunidad. Los mexicanos sabemos que históricamente la policía y el Ejército no son una fuerza de orden sino una fuerza criminal semilegalizada, represiva. Sabiéndolo el gobierno Calderón como debería saberlo (no podemos presumir ese grado de estupidez que llegaría a lo inverosímil), ¿cómo se atrevió a lanzar una guerra contra el narco con ese material humano? Una guerra que no sólo no se podía ganar, sino que ni siquiera podía empezarse sin haber limpiado antes las fuerzas del orden. ¿Pero cómo limpiarlas sin debilitar al mismo tiempo la esencia represiva del propio Estado mexicano? Un general retirado me contaba que no tenía duda de que en el Ejército había un centenar de capitanes y mayores honestos, pero que no estaban cerca de la toma de decisiones. No se podía lanzar una guerra contra el narco con este material humano. No hay posibilidad alguna de variar la situación mientras la moral dominante en las fuerzas del orden sea la que hoy es.

Cualquier ciudadano con un celular puede grabarlas, en la carretera de Tampico a Matamoros circulan convoyes de cuatro o cinco camionetas negras, traen pintado en el costado con spray las siglas CG, cártel de Golfo.

Empresas que cobran protección

Octava. Hoy el narco no sólo es una docena de grupos armados que controla una de las más importantes fuentes económicas del país. Son empresas que cobran protección, por ejemplo, a todos los comerciantes de Cancún. Son el control de todos los vendedores ambulantes de Monterrey. Son la justicia en zonas enteras de Michoacán donde La Familia reprime a maridos abusadores y deudores perniciosos (léanse las notas de Arturo Cano en La Jornada). Son los controles en carreteras federales que cobran peajes. Son los que le ofrecieron (y le cumplieron) a un restaurantero en Ciudad Juárez que si pagaba protección, no más inspectores de salubridad ni requerimientos de Hacienda. Son los controladores de la red de tráfico humano y secuestros más grande del planeta. Son los que ofrecen empleo bien pagado a millares de jóvenes de las pandillas de las zonas fronterizas. Son en una parte muy grande nuestro país, el nuevo Estado. Y un Estado que sustituye a otro Estado basado en el abuso, la corrupción. Un mecánico de banqueta en Chihuahua paga al narco 200 pesos a la semana por el uso de la acera, antes le pagaba de mordida 300 a la policía. Tal para cual. ¿Por qué habría de estar en la cárcel un capo si no lo está el que cometió un fraude electoral que robó a la nación su destino, ni lo está el que con su modesto salario de funcionario compró tres castillos en Francia? Mientras el Estado mexicano no pueda garantizar a sus ciudadanos una relación honesta no se puede librar una guerra contra el narco.

 Periódico La Jornada Sábado 15 de enero de 2011, p. 2

 

Santa Pascuala, que no me alcance una bala.

Santa Antonieta, que no me quiten mi camioneta.

San Angel Adolfo, líbrame del Cártel del golfo.

San Macario, que no me persiga un sicario.

San Andrés, líbrame de un secuestro express.

San Abulón, líbrame de un levantón.

Santa Enriqueta, líbrame de los «z».

San Timoteo, que no me toque un tiroteo

San Federico que no me rompan el hocico

y Santa Librada, que no me caiga una granada y me cargue la chingada.
¡Amén!

  

Felipe Calderón Hinojosa, pactó con el todopoderoso capo del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. Esa es la espectacular revelación que hace en sus páginas la revista Proceso, que en un reportaje recoge detalles del libro “Los Señores del Narco” de Anabel Hernández, quien hace tremendas acusaciones sobre las relaciones prohibidas entre el poder en México, personalizado en Felipe Calderón y su entorno más próximo, como Juan Camilo Mouriño o el actual secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y los cárteles de la droga.

  •  El “chapo” Guzmán el más poderoso jefe de jefes del narcotráfico, convertido en uno de los hombres más ricos e influyentes del mundo según la revista “Forbes”, fue sacado del penal la mañana del 20 de enero de 2001 vestido de policía por funcionarios públicos del más alto nivel del gobierno de Vicente Fox.
  • La periodista se enteró de otra versión sobre el avionazo en el que murió el ex secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño el 4 de noviembre de 2008. Se afirma que no fue un accidente, sino una venganza del narco por acuerdos no cumplidos.
  •  Zambada carga y descarga libremente droga en el Aeropuerto de la Ciudad de México
  • La empresa Aviones S. A. (empresa conectada al narco) da mantenimiento a la flota de aviones de Secretaría de la Defensa.
  •  En su investigación, Anabel Hernández obtuvo de primera mano testimonios de policías, militares, funcionarios del gobierno de Estados Unidos, curas, sicarios y miembros del crimen organizado.

A través de esos testimonios y de documentos inéditos revela con nombre y apellido quiénes son los verdaderos señores del narco en México. No sólo los que aparecen en los carteles de la PGR, la DEA y el FBI como los más buscados, sino los otros, los que dan protección a Guzmán Loera y su clan del Cártel de Sinaloa.

Se trata de empresarios, políticos, policías y militares que públicamente se muestran como personas honorables, pero en realidad integran el círculo de poder y complicidad del cártel más poderoso del continente. Entre ellos el controvertido narco círculo del equipo más cercano del secretario de Seguridad Pública Federal Genaro García Luna.

 

NO QUEREMOS  UN GOBIERNO QUE NOS MIENTA, NOS ROBE Y NOS ASESINE. LA DELINCUENCIA ESTÁ EN LA PRESIDENCIA.

Infórmate y participa, ¡¡¡LUCHEMOS POR CONSTRUIR LA IV REPUBLICA!!!